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miércoles, 13 de mayo de 2009

La ¿nueva? abuela



Mi madre no tiene nietos. Además, le molesta enormemente que la llamen abuela, pero no porque tenga esa carencia, sino porque entiende que el concepto de ‘abuela’ encierra dentro de sí no sólo una acepción genealógica o familiar, sino también otra que lo hace sinónimo de ‘vieja’. Y ella tiene sólo 84 años, por lo que evidentemente no es una vieja, sino sólo una persona mayor.

En cambio, la que acaba de ser abuela, porque acaba de tener una nieta –Beatriz-, es la, al decir de don Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal de los empresarios, ‘cojonuda’ señora doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo y presidenta de la Comunidad de Madrid.

Su hijo ha tenido una hija y, como una de las normas propagandísticas de la nueva abuela es la de que tiene que salir todos los días en los medios de comunicación, sea para lo que sea, alguien de su círculo decidió que había que regalarle una canastilla, llena de objetos propios de la ocasión, en nombre de los periodistas. Al parecer, ninguno de estos sabía nada de tal obsequio. Sin embargo, el gracioso presente le fue entregado por una reportera de Telemadrid -¡qué casualidad!- que se prestó a ejecutar tan señalado acto.

En el fondo, estas ceremonias no son más que glorificaciones y magnificaciones de conceptos trasnochados. Y tienen el peligro de que una de las acepciones de estos conceptos oculte las demás. En el caso que nos ocupa, que el ingreso de doña Esperanza en el club de los que tienen nietos difumine, esconda o haga olvidar el otro significado, mucho más presente y evidente en esta ocasión, como es el de que la mente de tan renombrada señora está ya lejos de la frescura.

En estos días la veremos embutida en el disfraz que va más con su personalidad, el de chulapa madrileña comiendo churros en la pradera y rodeada de vecinas. Hasta por televisión podrá percibirse que el olor que desprenden sus palabras y sus hechos es el agridulce aroma de una vejez enmascarada y no asumida.

Bienvenida, Beatriz. Ojalá tu abuela tenga pronto más tiempo para ocuparse de ti.