Hay personas que son fundamentalmente
ególatras. La necesidad que tienen de sentirse el centro del mundo,
de que todos se den cuenta de que existen y de que son enormemente
valiosas la disfrazan a veces de generosidad. Esta hay que
agradecerla siempre, pero sin dejar de ver que el móvil no es el
bien de la otra persona, sino una egolatría que se les nota pronto.
En el fondo es un egoísmo disfrazado de amor.
Buenas noches.