Aunque no nos demos cuenta o aunque no
lo sepamos, somos unos emisores constantes y permanentes de mensajes.
Son mensajes lo que decimos, cómo lo decimos, lo que miramos, lo
que expresamos, lo que callamos, pero también las posturas de
nuestro cuerpo, nuestro vestido, nuestra manera de andar y cualquier
detalle, grande o pequeño, de nuestra actuación cotidiana.
Es muy
difícil ocultarse.
Buenas noches.