Obra de Guillermo Pérez Villalta
Son
las palabras originarias de las lenguas indígenas americanas que han
entrado en el español. Son tantísimas que parece increíble, aunque
claro, luego te parece normal. Colón ya usó canoa en el
Diario del Primer Viaje. Son
palabras que designan alimentos nuevos, traídos de América, como
papa o
patata, batata, tomate,
maíz, cacao, cacahuete, chocolate, aguacate...;
otros productos como chicle,
caucho...;
animales como llama,
iguana, puma, caimán, colibrí, coyote, jaguar, tiburón...;
y palabras de todo tipo
como butaca, tiza,
barbacoa, canoa, hamaca, cigarro, huracán, caníbal...
Pero hay muchísimas, muchísimas más.
PATATA.
Del quechua se creó papa, y de esta el localismo restringido
a España, patata, por influencia del taíno batata.
CACAO.
Del nahuatl cacauatl.
CACAHUETE.
Del nahuatl tlalcacahuatl, cacao de la tierra, tlalli,
tierra y cacauatl.
CHOCOLATE.
De origen nahuatl, pero formación incierta, quizás de
pocho-cacaua-atl, bebida de ceiba y cacao.
COLIBRÍ
entró en el francés, y de él en el español.
JAGUAR
debería ser yaguar, pero entró en el portugués donde
se escribió jaguar, y de ahí pasó al español, en el
que lo pronunciamos con jota.
TIBURÓN
se acuñó en portugués, tubarâo, de donde pasó al
español. Proviene de la lengua tupí, del Yucatán, del término
uperú, siendo la t inicial una especie de artículo
aglutinado con el nombre.
CIGARRO
para el Diccionario es de origen maya, pero Corominas no descarta que
influyera el nombre del insecto, cigarra.
TABACO
no es americanismo, es de origen árabe, era el nombre de una planta
medicinal cuyos vahos producían efectos adormecedores, y los
españoles dieron ese nombre a lo que allí vieron fumar.
CAFÉ
tampoco es americanismo, es de origen turco, y el producto, de origen
etíope, pero es cierto que su difusión en el mundo árabe coincidió
con la época del Descubrimiento, y palabra y planta hicieron el
viaje a través del Atlántico, pero en dirección contraria a los
americanismos.
Aunque
los datos a veces son dudosos, estas lenguas que nos aportaron
léxico, o nos lo siguen aportando, siguen teniendo millones de
hablantes, a pesar del empuje del español (vamos a llamarlo
"empuje"): quechua
(9.000.000, desde Colombia a Bolivia y Norte de Argentina),
guaraní (8.000.000, Bolivia, Paraguay, sur de Brasil), aimara
(2.500.000, Bolivia), náhuatl (2.000.000, México y Sur de
USA), maya (750.000, Yucatán), arahuaca (700.000,
dispersos entre Colombia - Guayanas - Brasil - Uruguay - Perú),
caribe (80.000, Colombia - Venezuela - Norte de Brasil), taíno
(desaparecida, Antillas). La mayoría de los hablantes de estas
lenguas son bilingües. Lima, por ejemplo, una ciudad de 8.500.000
habitantes, totalmente rotulada en español y con toda la actividad
oficial solo en español, tiene cerca de un millón de hablantes de
lengua quechua. Son lenguas que para todos nosotros merecen un cariño
especial, porque conviven con el español en el cerebro y en el
corazón de millones de hispanoparlantes.
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