Cuanto más se nos calienta el corazón,
cuanto más nos entregamos al sentimiento, menos podemos pensar
fríamente y es más fácil que alguien o algo se apodere de
nosotros. Lo que nos hace sensibles es el corazón. Lo que nos hace
fuertes es la cabeza. Es verdad que los dos funcionan juntos, pero
muchas veces nos empeñamos en separarlos. O se empeñan otros en que
lo hagamos.
Buenas noches.
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