Aparentemente la belleza está quieta
y, sin embargo, no hay nada más activo y más generador de
movimiento que la belleza. Su misión es provocar y lo intenta a cada
momento. Toca todos tus resortes y, en cuanto ve una pequeña
oportunidad, se apodera de ti sin piedad, se apropia de tus sentidos
y de tu mente e intenta gobernarte. No hay que tenerle miedo a la
belleza, pero tampoco abandonarse a ella ni pensar que podemos
prescindir de su presencia en la vida. La belleza es insistente como
un vicio, pero adorable como una virtud. Buenas noches.