miércoles, 19 de junio de 2013

Buenos días. Seguía allí





Nadie le hacía ni caso. En su entorno cada uno iba a lo suyo. El amor, el odio y la indiferencia dibujaban infinitas trayectorias a su alrededor. A veces la soledad se le imponía. Había épocas en las que tenía que llegar a las profundidades para encontrar algo que le mantuviera en pie. La amenaza de ser sustituido o de ser aniquilado era constante. Sin embargo, aquel árbol seguía dando sus hojas y sus flores y regalando lo mejor que tenía: su sombra, su cobijo y su belleza. Buenos días.

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