Hay, por lo menos, dos mundos.
Uno, el de los que ven la vida como un
negocio. Lo único importante para estos es el dinero. En este mundo
se compra, se vende, se compra y se vende. Lo importante es obtener
beneficios y que el bolsillo esté cada vez más lleno.
Hay otro mundo en el que también se
compra y se vende, pero, sobre todo, se comparte. El dinero es aquí
importante, pero no es lo más importante. En este mundo los valores
no están a ras de tierra, sino que vuelan un poco más alto. Se
habla en él de humanidad, de justicia, de solidaridad, de lo
público, de todos, de derechos, de amor.
En el primer mundo se reserva el
derecho de admisión: has de tener dinero para poder entrar en él.
El segundo mundo tiene las puertas abiertas y caben todos los que
quieran entrar.
Vivir es elegir uno de estos dos
mundos.
Te sugiero que el mundo de la noche se
parezca más al segundo que al primero. Es bueno que cada noche te
acuestes con la idea de amor, de generosidad, de cariño, de ternura
en la mente. Te ayudará por la mañana a entrar con alegría en el
segundo mundo. Buenas noches.
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