Vivir consiste en ir construyendo una
escalera. Los cimientos deben ser las libertades y las igualdades.
Los escalones deben ser lo suficientemente anchos como para quepamos
todos y todas. La escalera debe ser de subida. No vale construir, en
lugar de la escalera, un pasillo que no suba a ninguna parte y que
deje el mundo como está. No vale tampoco, por supuesto, que la
escalera sea de bajada hacia esos inframundos en donde no encontramos
ni libertades ni igualdades. La tragedia de cada ser humano es que,
con suerte, logrará ver construidos sólo unos pocos escalones.
Buenos días.
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