Nos hacemos sensibles cuando
descubrimos la existencia de las otras personas y nuestra relación
con ellas. La gran pregunta de la moral es ¿cómo debe ser nuestra
relación con las otras personas?
Uno de los criterios que tendríamos
que aplicar antes de efectuar alguna acción es el de ver las
consecuencias que esa acción puede tener para las otras personas.
¿Va a molestar a alguien lo que quiero hacer? ¿Se va a sentir
alguien perjudicado con mi acción? ¿Es justo lo que quiero
realizar? Este criterio no es innato a nosotros. Es algo que tenemos
que aprender y que se llama prudencia. La prudencia sólo se aprende
o a través de la experiencia propia o preguntando a personas que
hayan aprendido a ser prudentes. Nunca se termina de aprender a ser
prudente, pero si no se empieza a serlo, ocurre eso que tantas veces
ha aparecido aquí en internet, que a un jarrón roto le puedes pedir
perdón por haberlo destrozado, pero ya no se puede recomponer.
Normalmente el amor tiene consecuencias
positivas para los demás, así que es mejor que ames. La nube de
cariño que formamos cada noche, que no falte hoy. Buenas noches.
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