Ya sabes que no todo lo que existe se
ve. Hay cosas agradables, como la belleza, que no la vemos. Vemos a
una persona bella, pero la belleza, como algo aislado, no la vemos.
Lo mismo pasa con la justicia, con la igualdad o, sin ir más lejos,
con los colores. El verde, solo, como el color verde, no se ve. Vemos
cosas verdes, pero el verde como tal no lo vemos. Y hay también
otras cosas negativas, que desgraciadamente existen, pero que tampoco
se ven. Se ven sus efectos, pero a ellas no se las ve. Una de estas
es el estrés. Un lamentable invento de la modernidad que hace que
nuestro mundo nos sobrepase, que nuestro yo pierda su autonomía y se
entregue a tareas excesivas, en el tiempo o en la intensidad, para
lograr sobrevivir.
Yo creo que cada cual debe tener sus
propias estrategias para frenar el estrés. A mí me es muy eficaz
cualquier actividad que sea creativa. Yo creo que no hacer nada no
relaja. Lo que te deja nuevo es inventar, hacer algo nuevo,
contemplar la Naturaleza y descubrir en ella lo que no sospechabas.
También la música tiene un alto poder para arrastrarte a
situaciones menos tensas. Y, claro, los amigos. Poder sacar de dentro
lo que te duele es andar medio camino en la conquista de su solución.
Ahora, cuando nos refugiemos en el
mundo del sueño, vale más encontrar la relajación controlando la
respiración, profunda, suave y confortable. Con los hombros bien
abajo, porque cuando estás en tensión, los tienes arriba.
Recordando lo agradable del día, o del otro día, da igual. Te
entretienes un momento en formar la nube de cariño que le regalas
cada noche a quienes quieres y enseguida caerás en la espesura del
bosque de los sueños. A ver si hay suerte. Buenas noches.
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