domingo, 5 de mayo de 2013

Alimentando ricos




Supongo que ya te habrás dado cuenta, pero andamos aquí alimentando ricos. Esto es, en el fondo, lo único que hacemos: engordar carteras de golfos sin escrúpulos, de codiciosos sin límites y de vividores a costa de la vida de los demás. Pero no están por ahí, en la negra lejanía. A muchos de ellos los tenemos por aquí, a la vista de cualquiera. Son estos neoliberales, mentirosos, privatizadores, negociantes, embaucadores y fascistas. Se entretienen en quitar a los demás sus libertades, sus derechos y todo lo que haga falta, porque saben que cuanto peor sean las vidas de los demás, más los necesitarán y más agrandarán su botín. No sé hasta dónde van a llegar en este destrozo social, pero yo de ellos no estaría nada tranquilo. La racionalidad puede entenderse, pero la chulería, la mentira y la maldad generan unas heridas que difícilmente cicatrizan.

Sé que estas cosas no son agradables, pero en algún momento hay que hablarlas. Creo que es bueno ser conscientes de que hay muchas, pero muchas, personas que duermen en la calle, que no tienen nada que llevarse a la boca, que el médico es un lujo y que, mientras, estos mal nacidos viven como dioses.

No sé qué se debe hacer, pero estos tipos no pueden seguir más en el poder. Quienes se empeñan en difundir que todos los políticos son iguales y que lo que logran, sabiéndolo o no, es una desmoralización de la ciudadanía deberían pensar que todo eso lo único que genera es abstención, con la consiguiente victoria de los interesados en mantener sus privilegios. Nunca he entendido la estrategia ingenua de ir contra los partidos desde la calle, en lugar de intentar mejorarlos desde dentro. No creo que una democracia moderna se pueda construir así, si se quiere que sea eficaz.


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