NARIZ
En
latín era nasus
(nariz)
y nares
(ventanas
u orificios). La palabra es de raíz indoeuropea, nasa
en sánscrito, naham
en persa, nose
en inglés, nozy
en lituano, nos
en ruso. La nariz es signo de decisión, es la parte más avanzada de
nuestra anatomía, por eso asomo la nariz, estoy hasta las narices, y
hago tal cosa por narices, que es menos malsonante que por huevos.
¿Por qué decimos las narices en plural? Más que la nariz tenemos
in mente las ventanas de la nariz. Al hablante de una lengua le
parece lo normal lo de la suya, y extraño lo de las demás. Casi
todas las lenguas tienen dos palabras, una para la nariz y otra para
los orificios o ventanas. Así era en latín, lo conserva el
italiano, en catalán nariz es nas,
y cada ventana nariu,
en portugués nariz
y narina,
en inglés nose
y nostril.
Puede ocurrir lo contrario, por ejemplo el catalán no tiene en el
diccionario la palabra uva,
y solo lo llama raïm,
racimo. ¿Cómo pueden no tener la palabra uva? ¿Y cómo podemos
nosotros no tener palabra para ventana de la nariz, orificio
nasal...? Esto nos lleva a la reflexión de que cada lengua tiene sus
peculiaridades, como las personas, y debemos respetar las
peculiaridades ajenas, y esperar que respeten las nuestras. Está
claro por qué a los estudios de Letras se les llama Humanismo.
OREJA
Su
origen es el latín auricula,
diminutivo de auris.
Ya en latín tardío solo se usaba el diminutivo. El fiel lector de
estas entregas sabe perfectamente cómo aurícula evoluciona a oreja.
Au
da o,
como aurum
oro, taurus
toro, y -cula
da -ja,
como speculum
espejo o pelicula
pelleja. La raíz del vocabulario básico es común en las lenguas
indoeuropeas, inglés ear,
persa hos,
armenio hunk.
Estas palabras de poca masa fónica experimentan transformaciones
terribles, como el francés que de aqua
llegó a eau.
El griego ous,
con sufijo to,
es origen de otitis,
otorrino,
parótidas,
glándulas salivales al lado de las orejas, bueno, estarán ahí
dentro... En castellano pestorejo
es la parte de post,
detrás, de la oreja.
Oír
en latín era audire,
y desarrolló auscultare,
escuchar. No hablemos ahora del peligro de extinción en que está
hoy día oír,
sustituido, en la tele o en la calle, siempre por escuchar.
"No te escucho", "he escuchado tal cosa". ¿Será
por influencia del catalán, donde hace rato que escoltar
significa oír y escuchar? Bueno, lo que hace rato que ha entrado en
castellano es el catalán sentir
que significa oír. Audire
tiene muchos derivados: obedecer,
de ob-audire,
audífono,
y todos los auditores
y auditorías,
pero de corrupción quizás... vamos a dejarlo por hoy.
También
se ha dado el nombre de aurículas
a las dos partes superiores del corazón, por su forma, como que
fueran dos orejas.
MEJILLA
Viene
del latín maxilla,
que en origen designaba solo el maxilar inferior, después los dos
maxilares, y acabó dando nombre a las mejillas. La etimología
indoeuropea es incierta en esta palabra. Mejilla se escribe con j,
porque su origen es una x,
la de México o Quixote. En árabe mejilla es hádd,
y de ahí proviene almohada,
para apoyar la mejilla.
¿Quinta
entrega y vamos por las mejillas? A este paso llegamos a los pies en
Navidad.
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