Miro por la ventana. Observo lo que hay
ahí fuera. No me gusta el presente ni acierto a imaginarme un futuro
mejor. Viendo lo que veo, sólo puedo ser pesimista.
Miro dentro de mí. Observo lo que
significa ser lo que somos: un ser humano. No me gusta ni el presente
ni el pasado, pero entiendo que vivir es hacer, crear, construir,
colaborar, participar, intentar que el mundo sea mejor. Aunque no
haya mucha esperanza, no puede faltar la ética. Brota dentro de mí
un cierto optimismo que lucha contra un pesimismo cierto.
No sé en qué acabará esta lucha.
Buenas noches.
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