No hay que huir de este mundo. No hay
que huir de la vida. La vida tiene muchas caras y no todas ellas son
agradables. Nada de lo que ocurra nos debe ser ajeno. Tenemos que
participar en lo que está ocurriendo y comprometernos en su intento
de solución. Quizás tengamos que sufrir, si es que queremos que la
vida vaya a mejor.
Pero nada de esto quiere decir que el
mundo de fuera tenga que influir en nuestra vida personal, ni que
tengamos que renunciar a ella, o a nuestros principios, o a enfocar
con optimismo, con positividad y con ganas de crecer nuestra relación
con quienes nos rodean. El amor, la amistad, la empatía, la
cordialidad, la alegría, el intercambio, la generosidad, el buen
humor y las ganas de vivir y de que los otros vivan bien deben seguir
creciendo. Te invito a que vayamos a ello. Buenos días.
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