Alguien debería hablar sosegadamente
sobre lo que ocurre en el mundo. Las palabras vienen escritas en
tintas de colores y no siempre se ven con claridad. Hay veces que las
manchas tapan las palabras y el discurso se oscurece, se difumina y
se pierde la confianza en lo que se escucha, en lo que se lee.
Alguien está comprando las palabras y las está viciando, les está
apretando el significado para que parezcan otra cosa. Hay también
quien está prohibiendo usar las palabras, como si quisiera cavar
fosas en la realidad para que desaparecieran en ellas ciertas
realidades que existen. Muchas veces no sabemos qué hacer con las
palabras que oímos. Nos están quitando la fe en las palabras. Han
convertido la prosa en un mercado y la poesía en una religión.
Nuestra resistencia va a consistir en seguir usando las palabras con
su sentido y asociándole a cada palabra un significado entendible
por todos. Tenemos que preservar la prosa y la poesía y evitar que
caiga en manos de estos charlatanes que intentan convertir el todo en
la nada. Si esta noche quieres enviarle a alguien querido una
palabra, que responda a algo en lo que creas y que no se lleve nadie
a engaño. Buenas noches.
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