-Hola, ¿cómo estás?
Cuando estas tres palabras no son una
mera costumbre, un frecuente protocolo, sino que muestran un interés
por ver si la otra persona necesita algo y un ofrecimiento de quien
las pronuncia por si puede hacer alguna cosa por mejorar su
situación, entonces nos encontramos en los umbrales de la vida
humana. A partir de ahí son dos personas las que se comunican. Y
aunque a la que oye esas palabras no le ocurra nada, se le enciende
la luz y una alegría vital se le instala en la mente.
Que tengas un luminoso y alegre día.
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