Es posible que el universo tenga una
edad de más de 13.000 millones de años. Seguramente el homo
sapiens exista desde hace unos 40.000 años. Tú y yo viviremos
unos cuantos años, pero por muchos que sean, no serán más que una
insignificancia en relación con todo lo que ya ha ocurrido. Somos
muy poca cosa, pero tenemos una grandeza inmensa. Estamos vivos.
Tenemos toda una vida, cada cual la suya, para hacerla inmensamente
grande, inmensamente llena, inmensamente viva. Una tarea sublime nos
espera en cada instante, una invitación urgente nos llega a cada
momento. Esa pequeña cosa que somos es, a la vez, la más grande
tarea que tenemos que desarrollar: vivir. Tu vida vale más que todos
los millones de años que haya por delante y por detrás. Lo pienso
ahora para poder ponerme mañana manos a la obra. Y lo digo ahora por
si mañana te sirve a ti.
Pero no te engañes. En esa inmensa
pequeñez que eres -tú y yo-, cabemos todos los demás. Es más, si
no estamos dentro, no lograrás la plenitud de la vida. En la medida
en que los demás seamos algo para ti, una llamada de amor para ti,
tú serás grande. Y serás feliz. Así que esta noche, cuando te
dispongas a desconectar y te sumerjas en el océano del sueño,
acuérdate con cariño de todas esas inmensas pequeñeces que estamos
a tu alrededor. Hazlo, como siempre, con buenos deseos, con una
sonrisa, con todo el amor del que seas capaz. No te olvides de que
somos parte de ti. Buenas noches.
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