¡Qué diferentes somos todos! Hay
entre nosotros personas más reflexivas y menos reflexivas, cariñosas
y menos cariñosas, más pendientes de los demás o no tanto,
habladoras o más bien calladas. No tenemos por qué aceptar a nadie
en nuestro círculo, pero si lo hacemos, tenemos que aceptarlo como
es. Eso no quita para que debamos estar todos abiertos al diálogo, a
aprender, al posible cambio. Pero cada cual cambiará sólo si
quiere. Y, sobre todo, amigo, amiga, piensa como creas que debes
pensar, siente como de verdad sientas y di lo que entiendas que debas
decir. Sé siempre tú.
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