Hay luz. Otra cosa es que yo no la vea,
pero hay luz. No siempre miro yo la luz, pero sé que la hay. A veces
me olvido de que hay luz. A veces no tengo fuerzas para apreciar la
luz. A veces me puede el miedo, lo inmediato, lo llamativo o el
cansancio y entonces no veo la luz, pero hay luz. No siempre busco yo
la luz, preocupado con algunas oscuridades, y, sin embargo, la luz
está ahí. La luz se vislumbra cuando descansas y aparece en todo su
esplendor con la palabra cariñosa de un amigo, de una amiga, de
alguien que te quiere. El problema no es la luz, sino las cortinas
que la tapan. Las cortinas que ponemos nosotros, o la vida o los
otros y nos tapan la luz. Los amigos están pendientes de si vemos la
luz o no. Envía esta noche un poco de luz a todas las personas a las
que quieras. Las verás así mejor y ellas te verán mejor a ti.
Buenas noches.
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