Los prejuicios nos engañan, nos impiden ver la realidad tal como es y nos presentan una imagen falsa de lo que ocurre. Se basan en prejuicios el racismo, el machismo, la xenofobia, los dogmatismos, los fascismos, los totalitarismos, las supersticiones, las persecuciones físicas e ideológicas, y, en general, todas las ideas de supuesta superioridad que se traduzcan en comportamientos dañinos para los supuestos inferiores. Tenemos que limpiarnos de prejuicios. Seremos más justos, más sanos y más felices.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
sábado, 21 de agosto de 2021
domingo, 4 de abril de 2021
Vergüenza
A mí me daría vergüenza luchar por organizar la sociedad de manera que se favorezca solo a unos pocos. Privatizan los servicios para que hagan negocios los suyos, son machistas porque eso favorece a los hombres, son racistas para sentirse superiores, son xenófobos en la medida en que no les vienen bien los extranjeros, no quieren pagar impuestos porque así ellos tienen más y desean la libertad, pero la que ellos pueden pagar. No me parece humano ni justo andar así por la vida.
sábado, 13 de febrero de 2021
Xenófobos
Odian a los extranjeros. No los pueden ver. No dicen que odian particularmente a los extranjeros pobres, a quienes explotan con más facilidad y con mayor crueldad, pero lo sienten así. Exaltan lo nacional, el producto nacional, la fabricación nacional. Y, sin embargo, se toman un kiwi traído de Nueva Zelanda, un café de Brasil o de Colombia, montan en un coche alemán, se ponen una vacuna fabricada en Bégica, consumen electricidad traída de Francia, les gusta la música compuesta en cualquier país del mundo, usan un televisor coreano, un teléfono móvil hecho en Indonesia, Brasil o Vietnam, con materiales traídos del Congo y componentes chinos, se visten con un cálido jersey de cachemire tejido en Nepal, unos vaqueros hechos con algodón americano tejido en Asia y fabricados en China, Bangladesh, India o Pakistan, calzan unos zapatos hechos en cualquier lugar de Asia o en México y se quitan el frío con un plumas italiano. Si les gustara leer, gozarían con la literatura escrita en cualquier país del mundo. Y cuando les place, se toman un soberbio whisky escocés. Pero lo único importante es lo español. Los extranjeros, los diferentes, que se vayan a su país. Así de racionales y de coherentes son.