Procura no perder la sensibilidad, esa
capacidad para captar lo que hay cuando miras el mundo y de vibrar
cuando alguien a tu lado sufre o está rebosante de alegría. No sólo
no la pierdas, sino que, si es posible, acreciéntala. La
sensibilidad es la puerta de la vida. Si la cierras, te secarás en
vida y se te pondrá cara de vegetal. Muchas veces no podemos
entender lo que pasa, porque la vida es muy compleja y la razón no
siempre da de sí lo necesario, pero, por lo menos, intenta sentir de
la forma que sea lo que ocurre. No te digo que te quedes en el mero
sentimiento, esa nefasta actitud con la que durante la dictadura se
pretendía que la gente no pensara. Hay que sentir y procurar, luego,
entender lo que se siente, pero si no sientes, si la sensibilidad no
te hace despertar, por mucho que pienses no te vas a enterar de nada.
Los momentos previos al sueño son
buenos para sentir, para recordar tus afectos por las personas a
las que quieres. Dale rienda suelta, entonces, a tu cariño y reparte
toda la energía positiva que te salga del alma. Crea en el cielo de
tu vida esa nube primaveral que reparta pétalos de cariño entre los
seres queridos. Y luego, respira hondo, suavemente, plácidamente y
olvídate por unas horas de que existes. Buenas noches.
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