Tal día como hoy de 1925 nació Ernesto Cardenal.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Es necesario que el pueblo tenga claro qué es un valor y cuáles son los valores más importantes, que conozca cuáles son los Derechos Humanos, que distinga lo que es humano de lo que no lo es, que sepa por qué no es razonable ser individualista, que se convenza de que no se puede ir en contra de lo que es de todos, que se dé cuenta de cómo los que viven de privilegios a costa de los demás intentan manipularnos para poder seguir haciendo lo mismo, que no confunda los intereses de unos pocos con las necesidades de todos. Nada de esto son datos que se estudien. Todo esto es cultura, saber vivir como un ser humano. El pueblo necesita cultura.
Boris Johnson y sus votantes, Vladímir Putin y sus votantes, Jair Bolsonaro y sus votantes, Pablo Casado, sus etcéteras y sus votantes, Donald Trump y sus votantes, Viktor Orbán y sus votantes, Nicolás Maduro y sus votantes, Daniel Ortega y sus votantes y todo el cúmulo actual de antidemócratas de nuevo cuño, sedientos de dinero y carentes de moral, están destrozando el planeta y rebajando hasta el grito desesperado los derechos humanos.
"Desde tiempos remotos, los poderosos utilizan técnicas de distracción para captar la atención y ocultar lo que realmente está pasando. En la Grecia antigua, su precursor fue Alcibíades, sobrino de Pericles y discípulo de Sócrates. Líder joven, consentido y muy inteligente, se convirtió en el ídolo de los atenienses. Cierta vez y sin motivo aparente, mandó cortar la cola a un valioso perro de caza que había comprado por una fortuna. Toda la ciudad se lanzó a conjeturar, opinar, condenar, indignarse. Alcibíades, tranquilo y risueño, confió a un amigo que, mientras los atenienses se preocupaban por el rabo de su perro, no se fijaban en su mal gobierno".
Recuerdo que me quedé PerPlejo, PPasmado, diría yo, al contemplar como estos vicios infames y llenos de PPodredumbre son tan antiguos. Se ve que también a Sócrates se le colaban en clase PPájaros de mucho cuidado y PPoco escruPPulosos con los PPerros, con tal de salirse con la suya.
¿Qué sentido tienen los bulos? ¿Por qué ese afán de inventarse bulos en contra de quienes ostentan el poder?
Se trata de que quien vaya a votar no lo haga con la razón, sino con los sentimientos.
Durante una temporada -toda la legislatura, si es necesario- se le infunde miedo al ciudadano, se logra que odie a quien le gobierna -aunque no tenga motivos reales para ese odio- y se convierte al votante en un resentido, porque se le ha dicho que le está yendo mal -aunque no sea realmente así-, que le están mintiendo -aunque quienes mienten son los creadores de bulos- y que las cosas no pueden seguir así.
De esta manera, a la hora de votar el ciudadano acudirá profundamente enfadado, lleno de odio y de ceguera -se le ha aplicado el Principio de Transfusión, del ministro nazi Goebbels-, y votará a quienes le han dicho los creadores de bulos que tienen que votar.
Si tienes hijos, especialmente si tienes hijas, deberías leer este artículo. Hay un creciente negocio, que se oculta bajo términos como "queer" o "trans", pero también tergiversando los de "sexo", "libertad" o "derechos humanos", que pretende que los niños y los jóvenes no se sientan bien con su cuerpo.
Es necesaria una racional y documentada formación de los padres para encarar este problema.
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Tal día como hoy de 1944 nació Celia Amorós.
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Se acaba el año 2021, pero no se acaban los días.
En realidad, no sé lo que se acaba, pero no se acaba el tiempo.
Lo que no se acaba, por desgracia, es el miedo como reacción habitual, ni el odio, ni la intolerancia, ni los malos tratos, ni la violencia, ni las discriminaciones, ni las desigualdades, ni los asesinatos, ni los robos con guante blanco o sin guantes, ni la idiotez, ni las malas formas, ni el cambio climático, ni la ignorancia, ni la mala voluntad, ni la insensibilidad, ni las manipulaciones, ni las explotaciones, ni la mala educación ni la pandemia ni la inhumanidad. En medio de tanto alboroto, solo parece que se acaba el año. ¡Qué cosas!
En todo caso, mientras no se acaben la paciencia, la esperanza, el buen humor, la buena voluntad, la alegría, el deseo de conocer racionalmente, la ética, las buenas artes, las libertades, el deseo de igualdades, la necesidad de rebelarse ante los abusos ni el amor, quizá algunos -solo algunos, por desgracia- estemos todavía a salvo.
El año 2022, por tener cifras distintas en su nombre, no va a traer nada nuevo ni va a cambiar nada. Todo depende de lo que hagas, de lo que hagamos. Suerte.
Tal día como hoy de 1903 nació Nathan Milstein.
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Con esto cerramos este Calendario Musical. A partir de mañana daremos comienzo a un nuevo Calendario, en esta ocasión de Pensadores y Pensadoras. Esperamos que os guste.
Hay que mirar lo bueno. Lo malo se nos suele venir encima y no hay que hacer ningún esfuerzo para tenerlo presente. Lo bueno se oculta más, hay que buscarlo para mirarlo y para gozarlo. Pero no vale con quedarse solo en la contemplación gozosa de lo bueno, porque nos hace escondernos en un mundo irreal e injusto con quienes necesitan de nosotros. Hay que mirar lo bueno para disfrutar y, también, para coger fuerzas, para cargarnos de energía que nos permita mirar lo malo y poder criticarlo y convertirlo en bueno. Ni solo lo bueno, que nos suministra una alegría fofa, ni solo lo malo, que nos hace tristes e inútiles.
Qué bien has dormido hoy, hacía tiempo que no te levantabas tan tarde. Qué rico estaba el desayuno, con ese pan tan bien hecho y el aceite del Castillo de Tabernas. La ducha te ha sentado divinamente. La lluvia, la jodida lluvia, le va a venir muy bien al campo (supongo). Te estás librando de la Covid. La mascarilla es un incordio, pero también quita bastante frío. La panadera es muy simpática y muy cariñosa. El quiosquero es un ejemplo de amabilidad guardándote el periódico hasta tan tarde. Pepe y Antusa siempre te mandan palabras cariñosas y unos vídeos espectaculares. Qué rica estaba la cervecita y la tapita de albóndigas. La carne mechada ha salido que parecía la de la Gran Vía. Te has echado una siesta que te ha dejado nuevo. Para celebrar algo ha dejado de llover. El libro de Ann Petry que estás leyendo es buenísimo. La caminata que te has hecho te ha sentado muy bien. Hoy vas a dormir otra vez como un lirón.
Le he vuelto a decir esto al tipo del espejo, ese que siempre me parece que está muy gordo, pero que no dice nada. Le he repetido que se fije en las cosas buenas de la vida, que se dé cuenta de lo que va viviendo y verá que hay detalles estupendos. No sé si me hará caso. Nunca se sabe si este tío me hace caso o no.
Esta noche es Nochebuena y mañana es Navidad, pero no le voy a pedir la bota a María ni me pienso emborrachar. No entiendo estas fiestas. No me dice nada que haya nacido el niño en Belén ni que cambie el año ni nada de lo que anda estos días en las vidas de tantas personas. Por eso me es muy difícil y muy extraño felicitar estas fiestas. Correspondo a quien me felicita, pero por tener buenos modales y ser amable. Yo le deseo felicidad a todo el mundo todos los días, pero no sé por qué ahora hay que intensificar ese deseo, que tantas veces se presenta como un protocolo cuyo significado no está ni mucho menos claro. Entre el capitalismo, que nos hace gastar más dinero estos días, y la Iglesia, que nos dejó en herencia un calendario lleno de santos y de fiestas, andamos todos aquí recorriendo la senda que nos marcan, con la obligación de subir los brazos en señal de alegría cada vez que encontramos una señalización en el camino que así lo diga. No me apetece nada este juego.