lunes, 27 de octubre de 2025

Doña Angelita, la inventora del e-Book, por Esther Bajo, en Masticadores FEM




Busco en Internet inventos españoles y aparecen, en primer lugar, los que todos conocemos: el autogiro, el submarino, la fregona, el chupachups y el futbolín. Por suerte, ya se han añadido algunos casi desconocidos hasta hace poco: el traje espacial de Emilio Herrera –ignorado por haber sido un republicano muerto en el exilio-, la calculadora mecánica de Ramón Varea –anticlerical, emigrante a Cuba, Puerto Rico y Nueva York, donde patentó su invento- y la anestesia epidural de Fidel Pagès que, por su temprana muerte en 1923, cuando tenía 37 años y solo hacía dos de su descubrimiento, fue también casi desconocido durante muchos años. Indagando un poco más, pueden encontrarse la silla de ruedas, la jeringuilla desechable, el teleférico, el tren talgo, el arcabuz, la baraja española… No encuentro fácilmente el primer libro digital. Si en vez de inventos, busco inventores, encuentro algunas personalidades admirables, que no buscaron o incluso renunciaron a la riqueza por mantener sus patentes como españolas y prestigiar a su país, como Emilio Herrera, Ramón Varea, Adrián Álvarez, Alejandro Goicoechea –sacrificio que su país no reconoció-, pero tampoco encuentro aquí a quien estoy buscando: Ángela Ruiz Robles, la mujer que inventó el libro digital. Lo inventó en 1949 y podría haber supuesto una revolución en la Enseñanza en todo el mundo, pero rechazó la proposición de Estados Unidos para explotar la patente porque quería que su invento fuera desarrollado en su país, España, cosa que no se hizo...

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