Ante un mundo mediocre, o francamente malo, como este caben, al menos, tres posturas.
Una, la de huir
hacia otros mundos inventados, presentes o futuros, a través de
drogas, alcoholes, adicciones varias, miradas hacia otros lados o
creencias en promesas de profetas.
Otra, la de intentar crear un
mundo mejor, aunque sea pequeño y dure solo unas horas, que sea más
satisfactorio para todos.
Y otra, quedarse quieto, aguantar, tragar,
convertirse en uno más, adocenarse, hacerse insensible y morirse.
Hay que elegir.
Buenas noches.