TESTÍCULOS
De
testis,
testigo en latín, es el diminutivo testiculus.
El latín tomó la palabra testis,
según Ernout y Meillet, de la lengua osca, que la habría acuñado a
partir de la palabra tres,
del número tres.
El testigo es, en efecto, la tercera persona, la que da testimonio
más fiable. Pues los testículos son testigos de la virilidad, según
Coromines. Pero todo apunta a que es una etimología popular. Más
seria es la hipótesis de que testigo
y testículo
tienen orígenes distintos.
Lo
que no impide que hubiera incluso chistes jugando con el parecido de
las dos palabras. Plauto en "Anfitrión" hace decir a
Alcmena, después de haber pasado la noche con Júpiter suplantador
del marido: Sunt
mihi
testes...,
Tengo testigos que pueden asegurar lo que digo. El público captaba
el juego de palabras y, además, los actores que hacían de mujeres
solían ser hombres. Me está dando la risa, con un chiste de hace
veintitrés siglos. El tabú produce vergüenza por la censura social
y comicidad cuando se infringe la prohibición; por eso son tan
divertidos los chistes verdes. Al niño le prohibimos decir culo,
caca,
así que se queda perplejo si infringimos la norma o al infringirla
él, y entonces le da la risa.
También
hay una leyenda urbana según la cual los romanos juraban cogiéndose
los testículos. No hay ningún dato histórico que documente este
dato. Parece ser que es uno de esos bulos creados en la época
Internet.
Otra
leyenda graciosa es la de que todo Papa recién elegido en el
Cónclave recibe los convenientes tocamientos por el dignatario
encargado, que se asegura de que el elegido es varón y no hembra.
Probablemente solo es leyenda, es un secreto del Vaticano.
De
la misma raíz que testículo
es testosterona,
y de la familia de testigo,
atestiguar,
testimonio,
testamento,
atestado,
detestar
y protestar,
y protestante.
En griego testículo es orchis,
y de ahí orquitis,
inflamación de los testículos y orquídea,
por la forma de los tubérculos que esta flor tiene en la raíz, que
siempre son dos.
Pero
el término coloquial en español es COJONES,
en plural prácticamente siempre. En latín era también la más
usada, coleo,
plural coleones.
Pero casi se usa más para su significado figurado, valor, coraje,
que para el primario, el fisiológico. Ya en latín tenía este uso.
Si
nos
coleos
haberemus...,
Si tuviéramos cojones... aparece en el Satyricón de Petronio (S.
I). El término está en toda la Latinidad: gallego-portugués
colhôes,
catalán collóns,
francés couilles,
italiano coglia
(y el derivado coglione,
huevón, boludo), rumano coiu.
Incluso ha pasado al árabe magrebí qlawi.
En cambio en euskera es barrabilak,
muy sonoro.
Cojonudo
por su parte, significa buenísimo, estupendo.
Aguacate
viene del náhuatl ahuacatl,
que significa testículo, por el parecido de la forma ladeada en que
cuelgan de la rama. Parece ser que el náhuatl es una lengua muy dada
a comparaciones y juegos de palabras, algo así como lo que hacemos
nosotros con huevos,
pelotas,
bolas...