GILIPOLLAS
Este es un insulto moderno (primer
testimonio en 1961, Gironella, "Un millón de muertos" y
entró en el DRAE en 1992), muy arraigado y con gran carga expresiva
en España, pero desconocido en Hispanoamérica. Su origen es muy
discutido. Está claro que antes existió el caló o gitano jilí,
y de ahí gil, que sí está extendido en América, con
el significado de tonto, como en el viejo tango de Discépolo: "Lo
que más bronca me da / es haber sido tan gil". Pero según
otros hubo un mozarabismo previo, hirripishi, que
significaría algo así como coño-picha, maricón, vamos, que
asimilado al gitanismo gil habría evolucionado a
gilipichi, antecedente de gilipolla.
La asociación de la estupidez con los órganos sexuales se encuentra
en muchas lenguas, testa de cazzo, parvo do
caralho, dickhead..., bien por dejarse
nublar la razón por la libido, bien por el atontamiento posterior al
acto sexual. Y son frecuentes tontolaba (asimilando el haba al
glande o a trabajar en el campo, o sea paleto) y tonto del culo.
Pero hay además una etimología popular muy extendida, la anécdota
de un aristócrata del siglo XVII, don Gil, que siempre salía de
paseo con sus dos hijas, pollas, cuando polla significaba muchachita,
dando lugar a la frase "Ahí van Gil y pollas".
La riqueza del idioma parece inagotable
a la hora de insultar. Abundan los insultos que significan torpe,
tonto, o de campo, o de pueblo, o indefensión, o pobreza: cretino,
lerdo, majadero, patán, mendrugo, zoquete, mentecato, tarugo,
palurdo, pazguato, mastuerzo, petardo, tarado, panoli, papanatas,
mequetrefe, pelele, payaso, descerebrado, desustanciado,
sinsustancia, pavisoso, tolay, zote, pedorro, lelo, alelado,
atolondrado, zopenco, mameluco, pardillo, botarate, chirimbaina,
gañán (en la Mancha significa labrador, sin matiz peyorativo),
gaznápiro, gilipuertas, calamidad, pasmarote.
A veces se acude al reino vegetal, con
distintos significados: alcornoque, melón, capullo, lechuguino,
berzotas. O al reino animal: besugo, merluzo, cabestro, borrico,
gorrino, gurriato, percebe, sabandija.
Unas veces se alude al físico:
chiquilicuatre, alfeñique; muchas veces a lo moral: bellaco,
malandrín (los preferidos por don Quijote), energúmeno, baboso,
mamporrero, cafre, chulo, chuleta, chulángano, barrabás, fariseo,
tunante, zascandil, pamplinas, pelma, brasas; o a lo social: piojoso,
donnadie, zarrapastroso, mindundi, mangarrán, mangurrián, gandul,
huevón. Fantoche, quizás derivado de fantasma, es citado en aquel
tango de Cadícamo y Cobián, "Nostalgias",
quizás la canción en español más versioneada: "Llora mi alma
de fantoche / sola y triste en esta noche..."
Es impresionante la riqueza de
compuestos: pintamonas, robaperas, soplagaitas, meapilas, carapijo,
caraculo, tuercebotas, zampabollos, perroflauta, pagafantas,
pelagatos, barriobajero, lameculos, pichabrava, bocachancla,
tragaldabas, tiralevitas, pollopera, malasangre, malasombra,
chupasangre, chupóptero, malfollada (este solo para mujeres),
abrazafarolas, tocapelotas y cantamañanas. Ah, se me olvidaba,
hijoputa, hijo de la gran puta, hijodeperra, hidepuerca...
Muchos de estos términos solo son
coloquiales, no cultos, y pertenecen a un momento y a una zona, están
fuertemente dialectalizados. Esta selección pertenece al centro de
España a principios del siglo XXI.
¿Es cruel el lenguaje? Más bien son
crueles las relaciones sociales y el lenguaje es el instrumento,
riquísimo, al servicio de esa crueldad. A veces yo creo que el
insulto, aun siendo un acto de agresión, es menos grave éticamente
que la injusticia, la violencia física, el robo, la extorsión, el
abuso, la explotación...