La libertad para la determinación del género se está cargando todas las libertades.
Artículo de Amparo Mañes en Tribuna Feminista sobre la profesora Juana Gallego, que puedes leer aquí.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
La libertad para la determinación del género se está cargando todas las libertades.
Artículo de Amparo Mañes en Tribuna Feminista sobre la profesora Juana Gallego, que puedes leer aquí.
Lo nuevo asusta a quienes lo viejo les da privilegios.
Por eso se hacen viejos pronto, porque con lo nuevo no saben vivir.
Lo que vemos, lo que miramos, lo que escuchamos, lo que leemos, lo que pensamos y lo que hacemos van creando en nuestra mente lo que cada uno de nosotros considera normal.
Si limitamos nuestra normalidad a lo conocido, a lo de siempre, y, encima, por algún extraño motivo, lo consideramos lo único, entonces nuestra normalidad se hace pobre y nuestra vida envejece.
Si nos diéramos cuenta de que el mundo no ha parado nunca de evolucionar, de que, como dijo Heráclito hace ya muchos siglos, todo cambia y nada permanece, entonces abriríamos el campo de la mirada, escucharíamos más opiniones y no consideraríamos absurdamente una opinión como la definitiva, la única posible, la que todo el mundo debería admitir.
Si no queremos ser viejos antes de tiempo, deberíamos someter a una continua crítica lo que cada uno consideramos como lo normal.
Al paso que vamos, llegará un momento en el que será casi imposible encontrar a alguna persona que tenga ética. Espero no vivir ya esa situación.
Cuando un político se olvida de los ciudadanos -que le pagan para que les organice bien la vida- y se dedica exclusivamente a buscar negocios para que los suyos ganen dinero, ese político alcanza las más bajas simas de la degradación, los ciudadanos más sensibles y los más pobres comprueban que están perdidos, y el resto sigue a lo suyo mirando para otro lado.