Es bueno proponerse unas metas en la
vida. Si no hay metas, la vida no tiene demasiado sentido y se corre
el riego de que nos acostumbremos a ir a tientas, sin rumbo y sin
ilusiones. Pero conseguir unas metas suele ser difícil, porque nada
que nos tomemos en serio ni que queramos hacer bien es fácil. Por
eso conviene de vez en cuando pararse, mirar nuestra trayectoria y
darnos cuenta de lo que vamos consiguiendo. Lo mejor que podemos
hacer con nuestro pasado es utilizarlo para alimentar el presente y
para hacer más viable el futuro.
Buenas noches.