Lo de menos son los años, y ya es
bastante con lo que hacen.
Lo de más es conseguir mantener una
mentalidad fresca,
abierta a lo nuevo que venga bueno,
que preserve la alegría que vaya
quedando tras las tremendas amenazas y agresiones de la realidad.
Lo de más es no tragarse cualquier
cosa,
sino criticarla, analizarla y valorarla
antes de asimilarla o escupirla.
Lo de más es huir de la miseria
mental,
de la ignorancia,
de los simplismos
y de las interesadas simplificaciones.
Lo de más es crecer humanamente,
desde la animalidad inicial a la mejor
meta que se pueda conseguir
como integrante sensible y racional de
un mundo que es de todos,
y en el que todos deben poder vivir lo
mejor posible.
Lo de más es no abandonar los valores
humanos,
los que afectan a uno mismo y
los que se refieren a todos.
Lo de más es no convertirse en una
copia
de algo o de alguien,
en uno más del rebaño de individuos,
cada vez más manejables
y más vacíos.
Lo de más es mantener la autonomía,
ser fiel a uno mismo
y a la humanidad que cada uno
representa
allá donde esté.
Lo de menos son los años,
porque lo de más son los días,
las vivencias,
los momentos,
los átomos de vida
que deben formar
las moléculas de una biografía.