El problema fundamental de la vida es un problema ético.
¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano?
¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Tiempo de difuntos. Tiempo de vivir la muerte. Tiempo de vivir urgentemente la vida.
Recientemente he sentido el fallecimiento de un familiar. Al ir a consolar a una persona muy allegada a la difunta, me dijo que la vida y la muerte van inseparablemente unidas, que si se acepta la vida, se acepta la muerte. Creo que tenía razón. La vida es el más o menos largo principio de la muerte, y la muerte es el final de la vida. No hay vida sin muerte ni muerte sin vida.
Sin embargo, hay una muestra de una cultura humanamente pobre que separa estas dos realidades y considera que la muerte es una desgracia que le ocurre a la vida, una enfermedad sin remedio que sufre. Es como si la muerte fuera algo exterior a la vida. La poca reflexión trae a veces estas rarezas.
Se va extendiendo también la costumbre de celebrar asuntos relacionados con la muerte mediante fiestas importadas, cuyo sentido, en general, se desconoce, pero que españolizamos rápidamente, las convertimos en negocios, aprovechamos para dar salida al gusto popular por disfrazarse y terminamos, como siempre, con una buena dosis de alcohol. Que nunca falte la fiesta.
Es un asunto muy serio este de la muerte. Heidegger definía al ser humano, creo que con razón, como un ser para la muerte. Sin embargo, aunque la muerte sea un tema serio, no tiene por qué ser triste. Es serio porque no deberíamos perder nunca de vista la realidad de que nos vamos a morir, que nos tenemos que morir. Pero esto, en lugar de sumirnos en la tristeza, debe hacernos despertar la urgencia por vivir, la necesidad ineludible de vivir intensamente. Cada día son veinticuatro horas únicas que no podemos dejar de vivir, so pena de perderlas. No se trata de dejar pasar el tiempo, ni de perderlo. Se trata de vivirlo y de vivirlo bien, pero este -el de en qué consiste vivir bien- es otro asunto en el que también hay que pensar, con tanta o más intensidad que en el de la muerte.
En realidad no es una noticia que miembros del Partido Popular, y el propio partido, sean condenados por la justicia por llevar a cabo maniobras oscuras con dinero negro. Ya lo fueron en una anterior ocasión y están en juicios por otras varias. Que la ley se aplique a personajes y a organizaciones públicas está muy bien y dice algo bueno de nuestro Estado de derecho.
Lo que me preocupa es que el suceso sea visto por los ciudadanos como un simple fenómeno legal, como la aplicación de la ley a unos delincuentes. Creo que lo que este país necesita es que estos hechos se enfoquen desde un punto de vista moral, ético.
¿Qué valores defienden las personas y los partidos que actúan así?
¿Qué respeto muestran a los ciudadanos a quienes gobiernan?
¿Piden disculpas por lo que han hecho?
¿Qué ejemplo de comportamiento social dan a quienes les observan?
¿Les preocupa que sus votantes no vean mal lo que hacen porque ellos, si pudieran, harían lo mismo?
¿Qué sociedad quieren construir?
¿Qué es lo más importante para ellos?
Si todos actuásemos como actúan ellos, ¿cómo viviríamos?
¿Tratan a los ciudadanos como seres a los que se les puede robar porque o no se enteran o no quieren enterarse o están de acuerdo en que les roben?
Cuando el cinismo, la falta de respeto, la codicia y la falta de ética se hacen normales, ya todos -todos- estamos perdidos.
Paula Ribó es una actriz barcelonesa con una carrera paralela de cantante como RIGOBERTA BANDINI. Este vídeo creado por… (¡redoble de tambores!) el grupo CANADA, titulado “Perra”, tira de ironía para dar una vuelta de tuerca al papel de la mujer.
Cada día es un empujoncito que hay que darle al mundo para hacerlo bueno, aunque sepamos que no lo vamos a conseguir. Hay algo, que no sé qué es, que nos hace dar ese empujoncito, aunque no tengamos esperanza.
MON LAFERTE (Mon de Montserrat) es una cantautora chilena de enorme popularidad en toda Hispanoamérica. Ha ganado en los últimos años 11 Grammys. Su último disco de rancheras es un homenaje a Chavela Vargas. “Besarnos en Obregón con Insurgentes” alude a una esquina icónica en el barrio de La Roma, en la ciudad de México.
Uno de los méritos de Graciela Hierro Perezcastro (Ciudad de México, 1928-2003) fue el de haber introducido la filosofía feminista en su país, a través de sus escritos y de su actividad en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En ella ejerció de profesora durante treinta años, a partir de 1972. Su influencia, además de en el ámbito académico, se hizo notar en los ambientes políticos y culturales. Logró así que los grandes temas feministas del momento se introdujeran y se consideraran en los entornos más retrógrados del país.
Es posible que, dada la velocidad a la que evoluciona hoy el mundo, el pensamiento de Graciela Hierro pueda parecer algo antiguo o, quizá, demasiado elemental. Mi decisión de mostrar aquí algunas opiniones de esta filósofa se debe a que soy consciente de que estamos en una sociedad postmoderna, en donde caben todos los pensamientos y todas las actitudes, y a que me parece que en ella existen personas a las que las ideas de esta profesora les pueden hacer algún bien. Expongamos, pues, brevemente, sus aportaciones básicas sobre lo que significa ser mujer.
Se encuentran estas en Ética feminista, su libro más importante, editado por primera vez por la UNAM en 1985 y reeditado en 1990. Su punto de partida es que el problema moral que más preocupación genera es, por la cantidad de sufrimiento que produce, el de la condición femenina de opresión. A lo largo del libro trata de describir esta situación, de encontrar las causas de la opresión de las mujeres y de racionalizar un juicio moral liberador de la misma. Veamos hoy aquí cómo describe la condición femenina de su tiempo y, en gran medida, del nuestro.
La situación de la mujer la describe usando las mismas categorías que propone Simone deBeauvoir (1908-1986) en su imprescindible libro El segundo sexo: “ser para sí” y “ser para otro”. Esta autora, filósofa existencialista, considera que el ser humano no “es” nada, solo algo que “existe”, pero que tiene que “hacerse” para llegar a “ser”. Esa tarea, que dura toda una vida, la ha de desarrollar a través de las relaciones que pueda establecer con la realidad, con lo otro, en la sociedad. De esta manera llegará a ser lo que es, a conquistar su propia “esencia”. Para ello, tiene que salir de sí -ser trascendente-, darse sus propias normas -ser autónomo-, no tener constricciones y poder elegir -ser libre.
Según Beauvoir, y también Graciela Hierro, en nuestra sociedad hay dos tipos de seres. Un “serpara sí”, que es capaz de ser trascendente, autónomo y libre para realizarse en el mundo, y vivir, por tanto, su propia vida. Se refiere a los hombres, a los varones, que sí pueden ser para sí mismos. El otro modelo es el del “serpara otro”, que es el de las mujeres, elsegundo sexo. Estas no suelen poder ser autónomas (porque sus normas de vida se las impone el hombre), ni libres (ya que tienen obligaciones que les impone la sociedad machista) ni pueden siempre trascender su propia persona, puesto que la sociedad patriarcal les obliga a desarrollar ocupaciones más privadas. La realización personal de un “ser para otro” no puede ser tan completa como la de un “ser para sí”. A las mujeres, por tanto, les es más difícil que a los hombres llegar a ser verdaderos seres humanos. Es su situación de opresión.
Este carácter de “ser para otro” se manifiesta en la mujer a través de tres características de su condición femenina: la inferiorización, el control y el uso, que manifiestan su opresión en la familia, la sociedad y el Estado.
La inferiorización de la mujer es una consecuencia indirecta de su capacidad procreadora. Aunque esta no debe considerarse como una función meramente animal de perpetuación de la especie, se le impone a la mujer como si fuera algo solo natural, su misión más importante, si no la única, pero no como una tarea propiamente humana libremente elegida. Esta imposición de un fin procreador convierte a la mujer en un “ser para los otros”, y no le permite convertirse en un “ser para sí”.
Como lo importante para la mujer, según la visión del varón, es la procreación, no propiamente su sexualidad, ésta queda controlada por el mundo masculino, que destina a la mujer, no a una realización personal, sino a ser madre por encima de todo y a cuidar de la prole.
Este es el uso que se le da en la sociedad a la mujer. Su posible deseo de tener hijos no depende de ella, sino de la voluntad del varón, que puede usarla como pareja sexual o como futura madre.
A juicio de Graciela Hierro, los hombres, para evitar que las mujeres tomen conciencia de su situación real y para ayudarse a mantener su situación de dominio, recurren a lo que denomina la mistificación de lo femenino. Esta mistificación consiste en construir una idea de la mujer como portadora de un principio casi sagrado, místico: el principio reproductor, fruto de una concepción controlada de su sexualidad. A ello llega la sociedad patriarcal mediante dos procedimientos muy comunes en las sociedades tradicionales: el privilegio femenino de ser mantenida económicamente por el varón y el trato galante que recibe en determinadas ocasiones.
Este privilegio de ser mantenida por el hombre intenta mantener a la mujer al margen del mercado productivo, y, aunque se presente como un privilegio, funciona como el pago por su función reproductiva y por la realización de labores domésticas. Esto genera una dependencia económica de la que a la mujer le puede resultar difícil salir. Nótese que la realización personal de la mujer se concibe como esposa y madre, es decir, siempre en dependencia de un varón.
El trato galante que reciben las mujeres por parte de los hombres se suele presentar como una forma de respeto, pero en realidad la galantería no es más que la consideración de la mujer como un ser inferior, con quien se tiene alguna deferencia. Y esto solo si se adapta al plan vital que le propone el hombre. De hecho, cuando una mujer deja de comportarse con la feminidad que se espera de ella, pierde todo privilegio y toda galantería. Ahí suele empezar, diríamos hoy, la violencia de género.
Estas maniobras masculinas crean un papel social de la mujer como reproductora, trabajadora en casa, encargada del cuidado de los hijos y objeto erótico a disposición del hombre. Como estas funciones no producen beneficio económico -aunque la última la valora el hombre como una ganancia para él-, se consideran socialmente inferiores y por eso la sociedad machista se las atribuye a las mujeres. Al participar estas activamente en la construcción del mundo masculino, se convierten en las conservadoras del orden social establecido y en transmisoras, voluntarias o no, de la ideología patriarcal.
Apunta finalmente Graciela Hierro que existen dos instituciones en la sociedad que apuntalan esta condición femenina de opresión: la familia patriarcal y la iglesia cristiana. Ambas se constituyen en lo que ella denomina “el baluarte de la mística femenina”.
Manuel Casal (San Fernando (Cádiz), 1950) es licenciado en filosofía por la U.C.M. y Catedrático de filosofía de Enseñanza Secundaria. Ha publicado varios libros explicativos de los textos propuestos para las pruebas de acceso a la Universidad, así como el titulado En pocas palabras.Aforismos. Ha participado en otros trabajos colectivos de diversa temática, como Mensajes en una botella, Ángel de nieve, Espíritu de jazz o El oasis de los miedos. Colabora en revistas y periódicos y mantiene el blog Casa L, en donde se reflexiona sobre asuntos de actualidad.
La gran certeza, la única gran certeza es la de que te vas a morir. No sabes cuándo, pero te vas a morir.
Acéptalo.
Es la mejor manera de que vivas cada día despierto, con energía, con fuerza, con ganas, creando intensidad, huyendo de la muerte y acercándote a la vida.
SEN SENRA, el cantante de Vigo, ya estuvo en esta sección en marzo de 2020. Su encanto y su fuerza no dejan de crecer y crecer. Y él lo dice: “No me defienden mis espinas, me defiende mi fragancia”.
JACKSON WANG es un cantante surcoreano de enorme popularidad. El vídeo es encantador, y la iluminación es espectacular. La pena es que, acabado el videoclip en sí, comienza el making-of, demasiado prolijo. Deberían estar prohibidos los making-of, rompen la magia.
CAROLINA DURANTE, el grupo madrileño del barrio de Chamberí, dicen que dedican esta canción a Messi, y con mucho cariño. Siendo aficionados al Real Madrid han declarado que admiran a Messi y a sus valores como persona. Es una señal muy sana de distensión. Aunque el verso “no sientan bien esas rayas negras” ha hecho sospechar que en realidad iba para Cristiano y…
Cualquiera que esté un poco leído sabe que la inducción es un método de pensamiento que permite pasar de uno o unos casos particulares a una afirmación universal. Por ejemplo, de la contemplación de unos cuantos almendros en flor podríamos inferir que todos los almendros están en flor. Cuando se observan todos los casos particulares, se habla de inducción completa, y la afirmación inferida sería válida. Si no se observan todos los casos particulares, sino solo unos pocos, la inducción es incompleta, y lo que se infiere tiene una validez relativa, que depende del número de casos observados: poca validez, si son pocos los casos considerados, y mucha, en caso contrario.
Dejo al lector que aplique estas breves nociones a la afirmación realizada hoy en el Congreso de los Diputados por el señor Casado, referida a los antidemocráticos gritos de “¡okupa!” proferidos por unos pocos asistentes a los actos del 12 de octubre. Según este señor, el presidente del Gobierno pudo escuchar lo que piensa de él “la calle”. Lo que crea el señor Casado que es “la calle” y lo que ocurrió en realidad deben dejar en su justo valor tal afirmación. Y analizar bien estas cosas debe servir como mecanismo para defendernos de los cada vez más frecuentes intentos de manipulación.
La neoyorquina LANA DEL REY nos ha deleitado muchos años con su glamour, su sofisticación; ahora lanza disco nuevo cuando aún disfrutamos de este videoclip, en el que nos ofrece una nueva versión de Caperucita.
Tenemos que formarnos. Da igual la edad que tengamos: cada día de la vida tenemos que hacer el esfuerzo de formarnos, de prepararnos para vivir una vida buena y que haga el menor daño posible a los demás. Sí, también debemos preocuparnos por no hacer daño a los demás, aunque te pueda parecer raro y ajeno a ti. No venimos hechos ya a este mundo, sino que tenemos que ir haciéndonos poco a poco, cada día, en cada vivencia.
Se trata de leer cosas interesantes (pregunta, si lo necesitas), de descubrir valores gratificantes (pregunta, si lo necesitas), de tener opiniones propias y confrontarlas con otros, a ver si se pueden confirmar o mejorar (pregunta, si lo necesitas), de saber cómo hay que actuar en cada situación (pregunta, si lo necesitas), de intentar conocerse uno mismo, saber cómo somos y cómo pensamos (pregunta, si lo necesitas), de conocer cómo funciona el mundo en el que estamos (pregunta, si lo necesitas), de escuchar mucho, sobre todo a quien dice algo diferente de lo que pensamos (pregunta, si lo necesitas), de preguntar todo aquello que no sabemos, en lo que andamos perdidos, lo que no logramos comprender. Hay que hacer algo que no sea mantenerse como un pobre ignorante, que repite sin saber por qué lo que se grita interesadamente por ahí y que se convierte en seguida en esclavo de quien quiere manejarle.
Una casa no se construye de cualquier manera. Una persona, tampoco.