De
mala granata, el italiano mellagrana, el
catalán magrana, el aragonés mengrana y
en castellano simplemente GRANADA (1400). En portugués se
llama româ.
La
MORA (1070) ya se decía en latín igualito, mora.
De la familia de morado, moretón. Nada que ver ni con la familia de
morar, morada (casa), moratoria, demorar...; ni con la familia de
moro, Mauritania, Marruecos, morisco, moreno... Mucho menos con
moral, moralidad, moralista, moraleja, desmoralizar... Aquí hay
cuatro familias que se entrecruzan homónimos (palabras iguales por
casualidad, morada casa y morada color, moral árbol y moral de
ética), pero de cuatro orígenes distintos.
Del
sánscrito narángáh, al persa nârang,
al árabe naranya, hasta nuestra NARANJA (fin.
S. XIV).
Del
sánscrito nimbú, el persa limu(n), el
árabe laimûn, y de ahí nuestro LIMÓN (princ.
S. XV). En catalán, llimona.
También
hay en árabe lîma, de donde viene la LIMA
(1490).
La
naranja era conocida es España en la Edad Media, pero la naranja
amarga. Son los portugueses, en su colonización con la India, los
que traen la naranja dulce, que van plantando a lo largo de las
costas en sus navegaciones para prevenir el escorbuto. Taronja
en catalán, laranja en portugués y laranja
en euskera, arancia en italiano. En francés la palabra
se relaciona con oro y se convierte en orange, y de ahí
el inglés también. La naranja provenía de China, en el Caribe a la
naranja se le llama china. Y de China también tenemos la
MANDARINA (1899).
Del
latín pirum, pera, en plural pira,
proviene nuestra PERA (1049).
UVA
(1191) es exactamente como en latín, uva. Y
racimo era racimus. En catalán no existe en el
diccionario uva, solo raïm.
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