Nuestro cuerpo envejece cada día que
pasa, pero estoy contemplando ahora de cerca cuerpos que envejecen de
golpe, como a saltos, como si hoy por aquí y mañana por allá, el
deterioro fuera ganando batallas. Está claro que hay que aprovechar
cada día, como cada cual quiera, se tenga la edad que se tenga.
Pero también vengo observando mentes
que envejecen. Tener la mente fresca y abierta a lo nuevo debe ser
una actitud permanente a lo largo de toda la vida, pero las
experiencias vividas es posible que la hagan derivar hacia
territorios poco propicios a la razón y más influidos por otras
instancias más personales.
Creo que es bueno escuchar a los
mayores, sobre todo porque son los únicos que han podido aprender a
ser prudentes. La prudencia es la virtud más importante para vivir
sensatamente y sólo se adquiere viviendo o preguntando a los que han
vivido. Pero también con los mayores conviene,tras escucharlos, ser
críticos, porque es posible que la vida les haya parado su evolución
y, más que alumbrar el camino, lo oscurezcan. Uno mismo debe saber
también cuándo debe callarse, por ignorancia o porque ya su mundo
se ha quedado fuera del Mundo.
Muchas veces es difícil entender la
vida. Buenas noches.
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