Las cosas en el mundo están muy mal.
Las realidad es muy dura para muchísimas personas. Me parece que
tanto los ciudadanos como los gobernantes estamos perdiendo la
sensibilidad. Creo que cada vez tenemos menos capacidad para darnos
cuenta de verdad de los problemas que hay, no sólo por ahí lejos,
sino a nuestro lado. Es como si viviéramos encerrados en una campana
de seguridad, sin querer mirar lo que ocurre más allá de nuestro
refugio. Veo el genocidio que está ocurriendo en Gaza y, aunque
afortunadamente hay personas que tienen conciencia de la situación,
otras hacen lo imposible para justificarlo. Unos -en un alarde de
escasa humanidad- se refugian en sus prejuicios y en ideas
tendenciosas adquiridas no sé dónde, y otros, los gobernantes, que
deberían hacer lo imposible por parar esto, miran más los intereses
económicos que la vida de las personas. Y veo también lo que se
sufre a nuestro alrededor y pasa tres cuartos de lo mismo. O cuidamos
nuestra sensibilidad o, además de en verdugos cómplices,
terminaremos convirtiéndonos en víctimas. Buenas noches.
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