Me dijo:
"Siempre quise un mundo racional,
con una moral racional, pero con los sentimientos libres y
expresables.
Siempre quise un mundo de buenos, de
gente buena, que se cultivara cada día.
Siempre quise un mundo en el que lo
nuevo tuviese, al menos, el derecho a ser considerado, el
salvoconducto hacia la mente para que fuera allí criticado.
Siempre quise un mundo en el que la
positividad hiciera que todos creciéramos. Todos.
Siempre quise un mundo en el que nadie
impusiera, sino que todos mandáramos a partes iguales, porque todos
fuésemos iguales.
Siempre quise un mundo en el que se
pudiera decir con naturalidad que te quiero, que vales mucho, que me
gustas, que quiero que estés en mi mundo.
Siempre quise un mundo raro, pero
posible, aunque fuera imposible.
Y estoy ahora en las antípodas."
No le dije nada. No le puede decir
nada. Le di un abrazo.
Buenas noches.
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