No hay que andar haciendo arduas investigaciones para sacarle un poco de jugo a la realidad cotidiana. Por ejemplo, se trata de mirar los nombres de las calles. Hace años vi en una ciudad una calle que se llamaba "Sin nombre". Fue una lástima que no tuviera entonces una cámara de fotos para poder mostrar ahora semejante curiosidad.
Este verano, en Cádiz, he encontrado un par de calles con nombres curiosos. Una de ellas es esta que pongo aquí.
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Puede el lector dar rienda suelta a su imaginación o, quizá, a su investigación para descifrar en qué pueda consistir la soledad antigua.
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