Este uso perverso del lenguaje es lo que están haciendo en la actualidad los seguidores y seguidoras de ese nuevo espectáculo universal que en el que se ha convertido la Sra. Sarah Palin.
Consiste esta maniobra en lo siguiente. Tú puedes defender, por ejemplo, la solidaridad como un valor en la sociedad. Y lo haces expresando que la solidaridad consiste en “A”. Yo, para intentar contrarrestar tu postura y, a ser posible, anularte, comienzo a defender también la solidaridad, pero diciendo que la mía es la verdadera solidaridad y que consiste, precisamente en “no A”. Como la mayoría de la gente no está avisada, no tiene gran conocimiento de lo que oye y se deja guiar por el que más grita o por el más guapo/a, resulta que, de manera más o menos inconsciente, hace la siguiente composición de fuerzas: oigo por aquí que “A” + “no A” que oigo por allí = nada, con lo que se termina votando al que menos problemas me plantea por TV, como ocurrió en el caso de Bush. Y todo el esfuerzo que has hecho tú por hacer real la solidaridad queda anulado porque yo me he apropiado de tus palabras y les he asociado el significado que a mí más me interesa.
Es lo que está ocurriendo actualmente con el feminismo en la campaña por la presidencia de los EE UU. La crónica que Mónica C. Belaza enviaba desde Washington el domingo 14 de septiembre y que publicaba el diario El País es muy reveladora. Resalto un párrafo de la misma:
“Las mujeres conservadoras no suelen identificarse como feministas, movimiento que muchas veces han despreciado. Pero las defensoras de la gobernadora no sólo no rehuyen el término, sino que intentan adueñárselo. Afirman que ella encarna un nuevo y mejor feminismo. El de mujeres fuertes y capaces de todo, independientemente de sus creencias. La propia Palin es miembro de una asociación en contra del aborto llamada Feminists for Life (Feministas por la Vida). Para el movimiento feminista heredero de los años setenta, sea cual sea su ramificación, un feminismo antiabortista es, sencillamente, un oxímoron.”
(Un oxímoron es la conjunción de dos conceptos contrarios, cuyo significado literal parece absurdo, lo cual hace que el lector tenga que entender como pueda lo que quiere decir la expresión. Por ejemplo, el genial Augusto Monterroso, decía que sus libros estaban "llenos de vacíos").
El colmo del cinismo es considerar feminista a la sra. Palin. Y, sin embargo, ahí está.
Las reacciones han sido muy variadas, como se puede observar en el artículo. Muchas feministas han manifestado, entre otras cosas, que
… el feminismo no es cualquier cosa, sino un movimiento que defiende ciertos
principios -como el derecho al aborto, la educación sexual o la igualdad de
derechos para todos, incluyendo a los homosexuales- y que el conservadurismo
religioso y extremo de Palin impide que pueda ser calificada como tal.
Un curioso e interesante ejercicio podría consistir, creo yo, en ver cómo entre nosotros se reproduce la misma maniobra. Ya pasó con el patriotismo y está pasando ahora con los que defienden la enseñanza de la Religión y Moral católicas en la Escuela y acusan de adoctrinamiento a la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
Hay que andarse con mucho ojo para no sufrir los efectos de estas maniobras sin que nos enteremos. Hay que estar atentos y pensar críticamente.
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