El erudito sabe muchas cosas: química,
biología, lenguas o recetas de cocina. El culto sabe vivir, ha
descubierto en qué consiste ser humano y procura llevarlo a la
práctica. Me gustaría que, entre todos, hiciéramos un país culto.
Por lo menos, que los padres educaran a sus hijos como personas
cultas, y que los profesores lograran que sus alumnos terminaran
saliendo de la escuela como seres cultos. Lo demás vendrá por
añadidura.
Buenas noches.