Nuestras palabras nos retratan, tanto
las que pronunciamos como las que nos callamos. Hay silencios que
dicen mucho. Cuando, siguiendo el proverbio chino, se le señala al
imbécil la luna y se queda mirando al dedo, y empieza a hablar una y
otra vez del dedo, pero jamás de la luna, está mostrando a quien
quiera verla su imbecilidad. Son las voces del silencio.
Buenas
noches.