El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
lunes, 27 de octubre de 2008
Paseando por la vida / 12
Hay quienes se empeñan en sobrevalorar cualquier cosa en detrimento de las palabras. Antes le tocó a la imagen. Los que no sabían o no querían leer, se empeñaban en quedarse con la imagen como más significativa y valiosa que las palabras. Ahora le toca a la sonrisa. Van a conseguir crear una legión de analfabetos, muy sonrientes y muy icónicos, pero analfabetos. Si lo pensaran bien, se darían cuenta de que no hay nada más valioso que una palabra, aunque sea una sola palabra. Ni las imágenes ni las sonrisa -y mira que valoro yo una sonrisa- nos hicieron seres humanos. La palabra, sí.
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domingo, 26 de octubre de 2008
Más madera / 6
La BHA tuvo la ocurrencia de solicitar 5 libras a cada ateo que quisiera colaborar para contrarrestar la campaña forrando autobuses con algún texto alternativo. La campaña ha sido apoyada con fuerza recientemente por el profesor de la Universidad de Oxford Richard Dawkins, quien ha logrado que las 11.000 libras que se esperaba recaudar se hayan convertido, de momento, en 48.000. Y la colecta va en aumento.
El texto que aparece en los autobuses es
Probablemente no hay Dios. Deja ya de preocuparte y disfruta.
Lo que pretende esta campaña, según Dawkins, es algo tan extravagante como
Hacer pensar a la gente, algo que es anatema para la religión
La noticia está en casi todos los diarios ingleses y corre por Internet.
Esperemos que nuestro admirado Rouco no se entere.
sábado, 25 de octubre de 2008
Paseando por la vida / 11
Encontré en la Gran Vía de Madrid un edificio cuyas ventanas estaban todas ellas decoradas con grandes fotografías elaboradas con múltiples fotografías pequeñas. Resultaba muy espectacular pues algunas de ellas eran de grandes caras hechas con pequeñas caras.
Respondía este montaje a la estructura del fractal: objetos con una estructura determinada que, dispuestos adecuadamente, forman un nuevo objeto con la misma estructura que los componentes.
Y otra cosa. Cada pequeña cara tiene su función en la cara grande y no es sustituible por otra cara, porque la resultante no sería la misma. En eso debe consistir lo de sentirse importante.
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viernes, 24 de octubre de 2008
J. J. Millás
La Iglesia ha vuelto a armarla con ese crío andaluz, popularmente llamado el bebé medicina, que para los obispos ha nacido con dos pecados originales: el de todos nosotros y el de la ingeniería genética. El de todos nosotros, por cierto, comienza a cargar. La Conferencia Episcopal no ha pedido perdón por los crímenes reales cometidos por los suyos en colaboración con Franco hace dos días, y pretende que usted y yo nos demos golpes en el pecho por algo sucedido en el principio de los tiempos y en el interior de una novela (la Biblia), que por otra parte nos parece magnífica. ¿Cómo se puede vivir en una confusión de este tamaño?
Dos pecados originales, pues. Pobre niño, con menuda carga simbólica viene al mundo. Tendrá que sufrir por lo que hizo Eva y por lo que hicieron los médicos. Históricamente hemos aceptado que los hijos sean producto del azar, fruto del deseo, mano de obra barata u objetos de consumo. ¿Por qué no admitir esta función salvadora que no excluye ninguna de las otras? ¿Por qué referirse al niño, peyorativamente, como el bebé medicina? ¿Acaso no fue Cristo un hombre medicina? Después de todo, vino al mundo con el objeto de salvar, no ya a un hermano, sino a la humanidad entera. En cuanto a su concepción, también fue el resultado de algún tipo de manipulación genética, pues su madre se quedó embarazada sin comerlo ni beberlo, por medio de una paloma, eso es lo que dicen. ¿A qué, pues, tanto escándalo con el bebé medicina? En lugar de satanizarle, pobre, deberían celebrar su llegada como una revelación. Ojalá todos los seres humanos fueran alumbrados para salvar a alguien. La humanidad entrará en una nueva era el día en el que la reproducción -asistida o no- carezca de otro sentido que el de provocar la vida, pues hasta ahora sólo hemos demostrado cierta habilidad para producir la muerte..
Almas de destrucción masiva / 2
El cometido de este señor consiste en cualquier cosa menos en admitir un fallo de su jefe o en llevar a cabo la noble y sana tarea de pedir disculpas a quien se haya podido sentir ofendido con la actitud del presidente de su partido y jefe del principal partido de la oposición.
Así, la primera maniobra que efectúa este señor para explicar lo que dijo Rajoy es integrar en la discusión, antes de que le pregunten por él, al presidente del Gobierno, que no pintaba nada en este asunto, con la hipótesis de lo que les pase a ambos no es intrascendente. Extendiendo la mancha, parece que todo es grasa.
Pero, a continuación, suelta lo de peor gusto de toda su intervención. Resulta que cuando Rajoy dijo que era un coñazo lo del desfile “no hablaba de las fuerzas armadas, ni del desfile, ni de los símbolos nacionales”, sino de su familia, de que ante la posibilidad de quedarse en la cama o con su familia, no le apetecía ir al desfile. Y esto, según lo que dice el señor Pons, es lo que parece que piensa un posible presidente del Gobierno de España. Si este es el modelo de actuación en la vida que defienden estos señores, arreglados estamos. El deber creen que es un coñazo, pero se debe decir en público lo contrario. El modelo, evidentemente, es el del cinismo profundo y está expuesto públicamente sin contar con que hay personas sin la necesaria formación crítica que pueden copiar el mecanismo. El comportamiento público del señor Rajoy y la forma de justificar lo injustificable del señor Pons no son más que maniobras para fabricar cínicos. Y así andamos en el país, con la ética por los suelos.
Estos tipos es que parece que no aprenden. No ven otra cosa más que su propio interés y, como les vale todo, encuentran normal pensar una cosa y decir o hacer otra. Sólo ha pasado un año y parece que ya están empezando a fabricar otra derrota. Y, mientras tanto, creando escuela.
jueves, 23 de octubre de 2008
Lo que hay que ver / 4
Son más de 200 obras de un número altísimo de autores en los que por primera vez se analizan la influencia de la guerra en los artistas, pero también la que sorprendentemente ejercieron los artistas sobre la guerra, derivada de las vanguardias que inundaban el panorama artístico inmediatamente anterior al tremendo episodio bélico.
Era una situación curiosa la que se vivía entonces. Muchos intelectuales estaban cansados y hartos del hombre antiguo y deseaban la aparición de un hombre nuevo cuyo deseo de llegada se representa frecuentemente con la figura del caballo galopando. Pueden verse las magnificas obras en torno a la figura del caballo de Kandinsky, Franz Marc, Souza-Cardoso y la preciosa de Umberto Buccioni. La guerra era el camino mediante el cual se confiaba que llegara el hombre nuevo. La siguiente obra Montañas, de Franz Marc, muestra un camino tortuoso, al final del cual aparece el sol, la meta, el nuevo hombre.
La primera Guerra Mundial fue la que inauguró un estilo de lucha en el que ya no era necesario el cara a cara. El hombre ya no pelea contra el hombre, sino que ahora luchan las máquinas y mueren los hombres de manera impersonal. El soldado se pasa larguísimas temporadas en las trincheras para morir sin saber quién le ha disparado. El poder de la máquina fue plasmado en la pintura por el futurismo, el vorticismo y el cubismo. De todos ellos hay grandes muestras en la exposición.
Más romántica la de la Fundación Caja Madrid y más amplia y dura la del Museo, ambas son dignas de verse con calma y con una audio-guía que ayude a sacarle más placer a la experiencia.
Estarán abiertas hasta el 11 de enero, de martes a domingo y de 10 a 19 horas la del Museo y de 10 a 20 la de Caja Madrid. Ésta es gratuita, pero la del Museo vale 5 €.
Más información en http://www.museothyssen.org/ y en http://www.fundacioncajamadrid.es/
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miércoles, 22 de octubre de 2008
Paseando por la vida / 10
martes, 21 de octubre de 2008
Cansancio
Cuando llega el día en el que tienes que dar cinco clases seguidas a alumnos que no quieren aprender, que no sospechan siquiera que en la convivencia con las personas hay normas que hay que respetar, que creen que el Instituto es una especie de ludoteca o la prolongación de su anarquista hogar, que aspiran a que el profesor no ejerza de profesor, de la misma manera que sus padres no ejercen de padres, cuando esto ocurre, uno se cansa. Pero no es éste el cansancio que yo tengo.
Yo estoy cansado de vivir. Amo la vida profundamente. Sentirse vivo es un valor superior a la mayoría de los valores. Pero la vida es un regalo envenenado. La vida fácil no es vida, sino mentira disfrazada de fiestas bobas. La vida lleva en sus entrañas la dificultad, el esfuerzo y la exigencia. Vivir no es pasar de largo, sino tener la sensibilidad suficiente para detectar los problemas y encararlos y analizarlos y tener que decidir e intentar resolverlos. Vivir es estar atento a la gente que te rodea y procurar aportar algo en la medida de lo posible. Vivir es asumir las responsabilidades que la vida y uno mismo se ha ido echando encima. Vivir es también tener que huir de la Mierda y de sus múltiples manifestaciones, casi todas ellas, encima, inesperadas.
Y todo esto cansa con un cansancio integral, que tiende a paralizarte y que sólo podría aliviarse con la música, con la creatividad o con el olvido.
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lunes, 20 de octubre de 2008
Paseando por la vida / 9
domingo, 19 de octubre de 2008
Lo que hay que ver / 3
Una, fenomenal, sobre Degas, titulada El proceso de la creación. Absolutamente recomendable. El disfrute que supone poder contemplar las pequeñas esculturas en bronce de bailarinas y caballos es enorme. Degas es un maestro a la hora de captar el instante, de hacer eterno el momento. Y esa actitud aplicada a la danza de una mujer desnuda o al movimiento complejo y elegante de un caballo resulta sublime.
La otra se titula Entre dos siglos: España 1900 y es una reseña formada por unos cien cuadros en los que se muestran las corrientes plásticas existentes en España en el cambio del siglo XIX al XX. Muchos pintores se pueden ver aquí: Ramón Casas –precioso su Entre dos luces-, Santiago Rusiñol –fíjate bien en su Interior con figura femenina-, Ignacio Zuloaga –enorme el Monje en éxtasis-, Julio González, Solana, Vázquez Díaz, Darío Regoyos, Nicolau Raurich –espectacular su Calella-, Picasso, Dalí y Miro –los tres con cuadros no habituales- y, para mi gusto, sobre todos, Joaquín Sorolla. Corriendo por la playa, María pintando en la playa, Verano y, sobre todos, Clotilde paseando por los jardines de La Granja, traído de La Habana, son momentos para pararse un rato, contemplar y gozar.
En la Tienda del Museo pueden adquirirse por 2 euros las revistas que edita la fundación y que comentan de manera breve e interesante las exposiciones citadas.
Pueden verse gratuitamente hasta el 6 de enero la de Degas y hasta el 25 de enero la de 1900.