Érase una vez, en un lejano lugar llamado Inglaterra, una joven bella e independiente, llamada Arabella, que lleva una vida solitaria en su castillo. Huérfana de madre, es criada en el campo por su padre. En las largas y solitarias veladas, se dedica a leer todas las novelas románticas francesas que encuentra en la biblioteca paterna y su imaginación se desboca suponiéndose una heroína que vive todo tipo de aventuras y desventuras. Cuando tiene suficiente edad para entrar en la alta sociedad, empieza su desventura real: las damas la humillan y los hombres se muestran como depredadores. ¿En qué acabarán los delirios románticos de la desdichada? Pues, por ejemplo, en creerse con el poder de matar con la mirada o hacer sufrir a sus amantes. Nos lo cuenta un libro llamado El Quijote femenino. Las aventuras de Arabella, publicado en Londres en 1752 y un auténtico superventas en su época –y que influyó poderosamente en Jane Austin-, pero que después, al igual que su autora, cayó en el olvido...
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