Tal día como hoy de 1851 H. Beecher Stowe, publicó La cabaña del Tío Tom.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Alguna vez observo en alguna persona una actitud o algún acto que no me gustan, que me molestan, que me parece que sobran. Entre mis ideas y lo que veo surge entonces una tensión que me produce decepción, contrariedad y sufrimiento. Me parece que la reacción más sensata entonces es aceptar la situación. Si quien ha cometido el acto no es capaz de darse cuenta de lo que ha hecho y reaccionar de manera constructiva, es muy difícil que hoy se pueda dialogar abiertamente y poner el asunto encima de la mesa. De manera que lo más económico es aceptarlo, no intentar ir contra lo que te hace sufrir y seguir adelante. El coste emocional para la relación, por escasa que sea, con esa persona puede ser caro, pero hoy se dicen las palabras con tal seguridad, se necesita tanto tener razón en lo que se dice, que es muy infrecuente que alguien ponga en discusión sus actos o sus actitudes o que noblemente admita la posibilidad de que el otro pueda tener razón. No me suele merecer la pena gastar energías en la discusión.
Es lo mismo que cuando a uno le surge una enfermedad imprevista o le sale algo mal. Es mejor, en lugar de lamentarse y de buscar algún culpable inexistente, aceptarlo, hacerse a la nueva situación y, desde ella, hacer lo que pueda ser más eficaz.
No creo que debamos gastar demasiadas energías en sufrir inútilmente.
Dejo constancia aquí de este texto que circula por las redes y que debería funcionar como un espejo puesto delante de tantos votantes de la derecha.
Si tratamos de comprender la situación concreta de la vida de la mayoría de las mujeres en nuestras sociedades, descubriremos que en realidad están rodeadas de una serie de impedimentos, de obstáculos, de dificultades y de barreras que son invisibles con los ojos de la cara, pero no con los de un análisis realizado desde el punto de vista del género. El machista rechaza todo análisis que se base en el género. Eso quizá tenga mucho que ver con su deseo de que no se descubran estas barreras que impiden que las mujeres, por su capacidad, su formación y porque son tan seres humanos como los hombres, ocupen los lugares más altos en la pirámide social.
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¡Qué bien se vive fuera de la pobreza, de la necesidad, de la indigencia, del desamparo! Cuando uno prescinde de los pobres, aparece un mundo que aseguran que es agradable, puede que hasta bonito, en todo caso, apetecible. Pero aparecen los pobres y, una de dos, o ese mundo se viene abajo o se empieza a odiar a los pobres. En realidad, no son los pobres los que aparecen: son los otros, es el otro, el OTRO. Hay una cultura muy egoísta que educa al individuo para que solo valore lo suyo, lo que ha obtenido de cualquier manera, lo que tiene, no lo que es. Estos que viven en un mundo solo de ricos no viven: huyen, miran para otro lado, pierden la vida defendiendo lo que tienen. Para ellos el pobre, el otro, es una amenaza. Han renunciado a la felicidad y han abrazado el estar a gusto con su propio cuerpo. El egoísmo ha modelado su mente. Solo son ellos y su tribu, el yo y los otros yoes parecidos. Los otros no tienen derechos, no tienen derecho a ser. Solo existe su yo. Necesitan a los otros para explotarlos, pero, en el fondo, no quien que existan. Odian, huyen, maltratan, gritan sin saber por qué, existen, pero no viven. Allá ellos.
Amas a quien admiras.
Admiras a la persona en la que descubres valores que merece la pena adoptar, a quien es capaz de ver más allá de los límites de su tribu y solidarizarse con los problemas que sufren otros, a quien crea paz y no problemas, a quien se pronuncia con justicia, a quien hace gala de una formación humana capaz de crear un mundo bueno para todos, a quien no suele decir disparates, y, si los dice, rápidamente pide disculpas, a quien no se mueve por caprichos, ni por ocurrencias ni por intereses particulares, sino por argumentos racionales que cualquier persona con buena voluntad podría entender y aceptar, a quien muestra una mente limpia de odios, a quien respeta la vida de los demás y procura que sea una vida buena, a quien no actúa para ser admirado, sino porque cree racional y emocionalmente que debe actuar así.
Votas a quien admiras.
La cultura hace aguas. Una cosa es la instrucción, el saber cosas, el saber geometría, historia del arte o hacer una carretera. Otra distinta es la cultura, el saber vivir, el actuar como un verdadero ser humano capaz de vivir con todos sin faltarle al respeto a nadie.
Todos se fijan en la instrucción, pero pocos se molestan en considerar la cultura.
Los padres y madres traen hijos al mundo, pero muchos no los cultivan, no los hacen cultos. No les suele preocupar el asunto, porque están a otras cosas.
La escuela se dedica sobre todo a la instrucción. Las materias que podían cultivar, culturizar, a los alumnos fueron desapareciendo de los currículos, aunque ahora quieren volver de la mano de una ley que la derecha ha recurrido, claro.
Somos animales llamados a cultivarnos, a convertirnos en seres cultos, para que podamos vivir humanamente entre todos basándonos en el respeto, la libertad, la igualdad y en todos los valores que la humanidad ha ido descubriendo en el tiempo para crear un mundo mejor. Si no nos cultivamos, nos quedamos en el estado de animal, aunque tengamos forma exterior humana.
Cuando en un estadio se insulta a un futbolista, como si eso fuera algo normal y aceptable, cuando en el Parlamento se miente y no se intentan arreglar los problemas de todos, sino los propios, cuando se discrimina con una facilidad que nos deja perplejos, cuando se asesinan a mujeres por el hecho de ser mujeres, cuando se comercia con todo, cosas y personas, cuando solo se publican las noticias que les interesan a los económicamente poderosos, cuando los bulos llenan la mente de tantas personas débiles, cuando usan el dinero público para beneficiar a sus amiguetes y, encima les aplauden los dueños de ese dinero, cuando la vida de nadie vale ya nada, entonces es que estamos de nuevo muy cerca del estado de animalidad.
Desgraciadamente, no tengo ninguna esperanza de que haya mejoría.
Tal día como hoy de 2018 murió Alexander Pope, autor de Selected Poetry.
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Tengo la impresión de que en este país las mentes envejecen mucho antes que los cuerpos. Es necesario un ciclón de aire fresco, de vida amable, de alegría colectiva, de ilusión visible, de ganas de vivir en un mundo bueno.