La vida no depende de ti, porque ¿quién eres tú? Si unos días estás alegre y otros no te soportas, si unos días eres de una manera y otros, de otra. La vida es una aventura en la que inciden tantos factores que nunca sabes ni cómo va a empezar y cómo va a terminar. Por eso cada vez admiro y valoro más, no los objetivos concretos ni los resultados conseguidos, sino las actitudes: la buena voluntad, la nobleza, la limpieza de corazón, el cariño desinteresado, el aprendizaje continuo, la generosidad, todas esas virtudes que, en el fondo, no son más que las versiones del amor. Buenas noches. Besos y abrazos.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
martes, 25 de agosto de 2020
lunes, 24 de agosto de 2020
Disfruta con la belleza de la música. Lakmé, de Leo Delibes
Lakmé es una ópera compuesta por Delibes a final del siglo XIX. Su parte más conocida es el Dúo de las flores. Lo ponemos cantado por la soprano Joan Sutherland y la mezzosoprano Huguette Tourangeau.
Escuchamos también una pieza para lucimiento de las sopranos, el Aria de las campanillas, en la interpretación de María Callas.
Dicho en el pasado. Con Moby Barrios y Merche Sáenz
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24 de agosto de 2018
En el interior de un paréntesis siempre ocurre algo. Hoy, al final, pude hacer un paréntesis de tiempo en mi achuchada vida de buscador de papeles y me fui al coqueto y acogedor Café de Levante, en Cádiz. Tuve que ir en transporte público y comprobé la poca frecuencia con la que pasan los autobuses y el limitado horario que cubren. Será que no hay dinero, pero eso no ayuda en nada a que se deje el coche en casa.
Nada más llegar al Café, cuyo nombre recuerda aquel otro en el que La Faraona decía que cantaba La Zarzamora, vi a Charo Barrios, a Antonio Vizcaíno y a Moby Barrios, buenos amigos a quienes me gustó mucho encontrar, aunque, en verdad, creía probable que estuvieran allí. En un rato de charla el Café se fue llenando de personas, no sé si habituales del local, pero sí deseosas de escuchar buenas letras en la voz de sus autores. Se había convocado el IV Concurso de relatos cortos Café de Levante, y en el acto de hoy las ganadoras del mismo leerían sus escritos. Pronto llegó la causa directa de mi visita al Café: Merche Sáenz.
Hace tres años, si no recuerdo mal, Merche publicó “Estricnina”, una muy buena novela, de la que hice una breve reseña aquí. Nos conocíamos a través de las redes, pero fue hoy cuando me presenté por sorpresa y nos vimos “en persona”. Fue un gusto enorme para mí. Creo que es una gran persona, y también una muy buena escritora, con una capacidad enorme para crear tramas complejas y para exponerlas con sabiduría y buen estilo. Yo la leí y la leo y sé, porque me lo dijo con cariño, que me lee, cuando la vida le deja. No tiene sentido poner aquí la impresión que me causó, que ya se la diré a ella cuando se presente la ocasión, pero sí decir que ganó el segundo premio del Concurso, con un relato muy bien concebido y escrito. Junto con el de la ganadora y con otro de Almudena Grandes, se encuentran en un precioso librito, editado por el Café de Levante, que se puede adquirir en el propio local.
No me pude quedar a la celebración del acto, pero Merche Sáenz tiene que escribir más, mucho más. Nos lo merecemos quienes la admiramos.
Nada más llegar al Café, cuyo nombre recuerda aquel otro en el que La Faraona decía que cantaba La Zarzamora, vi a Charo Barrios, a Antonio Vizcaíno y a Moby Barrios, buenos amigos a quienes me gustó mucho encontrar, aunque, en verdad, creía probable que estuvieran allí. En un rato de charla el Café se fue llenando de personas, no sé si habituales del local, pero sí deseosas de escuchar buenas letras en la voz de sus autores. Se había convocado el IV Concurso de relatos cortos Café de Levante, y en el acto de hoy las ganadoras del mismo leerían sus escritos. Pronto llegó la causa directa de mi visita al Café: Merche Sáenz.
Hace tres años, si no recuerdo mal, Merche publicó “Estricnina”, una muy buena novela, de la que hice una breve reseña aquí. Nos conocíamos a través de las redes, pero fue hoy cuando me presenté por sorpresa y nos vimos “en persona”. Fue un gusto enorme para mí. Creo que es una gran persona, y también una muy buena escritora, con una capacidad enorme para crear tramas complejas y para exponerlas con sabiduría y buen estilo. Yo la leí y la leo y sé, porque me lo dijo con cariño, que me lee, cuando la vida le deja. No tiene sentido poner aquí la impresión que me causó, que ya se la diré a ella cuando se presente la ocasión, pero sí decir que ganó el segundo premio del Concurso, con un relato muy bien concebido y escrito. Junto con el de la ganadora y con otro de Almudena Grandes, se encuentran en un precioso librito, editado por el Café de Levante, que se puede adquirir en el propio local.
No me pude quedar a la celebración del acto, pero Merche Sáenz tiene que escribir más, mucho más. Nos lo merecemos quienes la admiramos.
Los lunes, músicas nuevas. Radio Futura
Arde la calle, es RADIO FUTURA, el grupo madrileño-zaragozano, cantando "Escuela de calor"(1984), cuando en las piscinas privadas las chicas desnudan sus cuerpos al sol... Ritmo funky en español.
domingo, 23 de agosto de 2020
Huir de la violencia machista
Huir de la violencia machista
Las víctimas de esta lacra se ven obligadas a renunciar a sus vidas para sobrevivir y eso implicar cambiar muchas veces de ciudad
Puedes ver aquí el artículo publicado en El Plural.

Dicho en el pasado. La vuelta
23 de agosto de 2017
Por lo que se ve, por lo que se oye y por lo que se lee, parece que lo dañino es más común y más frecuente que lo beneficioso. Quizás vivir un buen día sea intentar darle la vuelta en la propia vida a esta tendencia.
Buenos días.
sábado, 22 de agosto de 2020
Bellezas
Es difícil saber qué es la belleza, dónde está la belleza, hasta dónde llega la belleza, a qué se refiere la belleza.
Hay una belleza puramente exterior, aparente, captable por los sentidos. Es el aspecto más sencillo de la belleza: unas formas hermosas, un conjunto de sensaciones agradables. Nada se sabe de lo que hay detrás de esa belleza, si hay algo que la belleza oculta o si la belleza es el adelanto sensible de lo que podemos encontrar más adentro de quien porta esa belleza.
Puede que haya otra belleza, la que se mezcla son la bondad. Lo bueno puede verse como bello si se tiene sensibilidad para verlo así. Ocurre, por ejemplo, cuando decimos de alguien que es una bellísima persona. O cuando, tras escuchar una obra musical o literaria o, en general, artística, somos capaces de percibir su estructura, aquello que hace que los sonidos o las palabras nos parezcan bellas. Es una belleza oculta, que pide ser descubierta, que no se muestra con facilidad, aunque se intuye en la mirada, en la sonrisa, en los actos, en los pequeños detalles y en todo lo que las personas o las cosas nos dan. Esta belleza se suele traducir al exterior, pero no a la manera habitual, con pesos, medidas o convenciones, sino de una manera que solo quienes están en la misma onda vital pueden captar.
La belleza exterior te puede secuestrar, anular tu voluntad y arrastrar a simas insospechadas. La mezcla de belleza y bondad, la belleza interior, no te arrastra, sino que te para en seco, que invita a la contemplación, al goce vital de lo humano, al sobrecogimiento ante lo que te aparece como superior a ti y a la admiración del deslumbramiento que en tan raras ocasiones se encuentra.
viernes, 21 de agosto de 2020
Dicho en el pasado. Por delante
21 de agosto de 2013
Si plantas un árbol y no lo pones vertical, crecerá torcido. Si está en una zona de vientos fuertes, es posible que crezca de tal forma que sea prácticamente imposible que vuelva alguna vez a crecer con normalidad.Lo mismo ocurre con la educación de los niños y de los jóvenes. Hay veces que en la propia familia están las ideas un tanto torcidas y, si se le inculcan así al niño, comenzará un proceso de deshumanización que, si se ve impulsado por el viento de una educación poco adecuada, terminará por crear un ser extraño, poco desarrollado y sumido en un proceso de degradación poco recomendable.
A mí nadie me dijo que lo hiciera y por eso no lo hice, pero si yo tuviera ahora veinte años, revisaría todas las ideas, costumbres, valores y criterios que me inculcaron en mi infancia. Aún lo hago con frecuencia, pero entiendo que cuantos más años se tienen, más difícil es enderezar el árbol.
Me pondría a pensar qué idea tengo de la libertad y si va acompañada o no de responsabilidad, si las igualdades son importantes o no en mi vida, si tengo claro lo que es la educación física, qué papel juegan las costumbres en mi vida, si significan algo para mí la solidaridad y la generosidad, cuál es el alcance de la higiene, si tengo suficientes fuentes de placer para elegir y para disfrutar de varias maneras, si sobre el sexo tengo claro con quién, cómo y para qué, si mi cuerpo es mío o no, si debo ocultarlo o no, si es fuente de mal o no, si debo cuidarlo y cómo, si entiendo lo que significa el amor, si habría que configurar la convivencia de una manera distinta y si la vida tiene sentido y dónde hay que encontrarlo.
Hay que intentar ir siempre por delante de la vida, porque si no, la vida hace con uno lo que quiere.
A mí nadie me dijo que lo hiciera y por eso no lo hice, pero si yo tuviera ahora veinte años, revisaría todas las ideas, costumbres, valores y criterios que me inculcaron en mi infancia. Aún lo hago con frecuencia, pero entiendo que cuantos más años se tienen, más difícil es enderezar el árbol.
Me pondría a pensar qué idea tengo de la libertad y si va acompañada o no de responsabilidad, si las igualdades son importantes o no en mi vida, si tengo claro lo que es la educación física, qué papel juegan las costumbres en mi vida, si significan algo para mí la solidaridad y la generosidad, cuál es el alcance de la higiene, si tengo suficientes fuentes de placer para elegir y para disfrutar de varias maneras, si sobre el sexo tengo claro con quién, cómo y para qué, si mi cuerpo es mío o no, si debo ocultarlo o no, si es fuente de mal o no, si debo cuidarlo y cómo, si entiendo lo que significa el amor, si habría que configurar la convivencia de una manera distinta y si la vida tiene sentido y dónde hay que encontrarlo.
Hay que intentar ir siempre por delante de la vida, porque si no, la vida hace con uno lo que quiere.
jueves, 20 de agosto de 2020
Calma y delicadeza
Trata tu cuerpo con calma y con delicadeza.
Lávate la cara con calma y con delicadeza.
Suénate la nariz con calma y con delicadeza.
Mastica con calma y con delicadeza.
Límpiate los dientes con calma y con delicadeza.
Acaricia con calma y con delicadeza.
Habla con calma y con delicadeza.
Ríete con calma y con delicadeza.
Discrepa con calma y con delicadeza.
Adórnate con calma y con delicadeza.
Vive con calma y con delicadeza.
La calma y la delicadeza solo se alcanzan
en un estado muy alto de la bondad,
y la bondad debe ser tu meta.
Los jueves, músicas nuevas. Sam Cooke
La voz exquisita de SAM COOKE cantó el clásico "Summertime" de Gershwin, del que se calculan unas 38.000 versiones, pero también grabó una versión rápida, un "uptempo" muy curioso.
miércoles, 19 de agosto de 2020
Dicho en el pasado. Las palabras y el cariño
Si quieres a alguna persona, intenta que viva en paz. Procura comprenderla. Si ves que no tiene razón, no la juzgues. Haz lo posible por que entienda tu punto de vista. El cariño no solo se muestra con besos. La mayor parte de las veces, se demuestra con palabras.
martes, 18 de agosto de 2020
¿Escraches buenos y escraches malos, o es el odio?
Los escraches están mal. No me parecieron bien cuando los hacían los de Podemos. Ahora se los hacen a ellos los de ultraderecha. Los escraches me siguen pareciendo mal, pero de lo que no se dan cuenta estos de ahora es de que los están justificando. ¿Por qué los suyos son buenos y los de Podemos, no? ¿Por qué Podemos no los puede hacer y la ultraderecha, sí? Son escraches los dos. Si los de Podemos estaban mal y ellos reproducen el mal a sabiendas, moralmente quedan descalificados, aunque no sé si eso será algo que les importe demasiado, ni a ellos ni a casi nadie. Lo que, en todo caso, me queda claro es que les mueve el odio, el afán de venganza, las ganas de causarle mal a los otros, la alegría de ver sufrir al enemigo. No me imagino a nadie sano viviendo con quienes hacen del odio y la venganza, al parecer, irrefrenables, la razón de ser de sus actos. Y, mientras tanto, la fiscalía bien ¿no?
Lo que les apetece
No es que tengan mala intención. No se trata de un deseo consciente ni voluntario de causar el mal. Los actos absurdos que se les ve hacer y los disparates que van dejando a su paso con tanta frecuencia más parece que se deben a la educación que han recibido o, quizá, a la que no han recibido.
Educar a alguien, tenga la edad que tenga, para que pueda vivir en sociedad como un ser humano consiste en decirle con claridad lo que tiene que hacer y, a la vez, explicarle con igual claridad las razones por las que debe tener ese comportamiento. Si esto no se da, lograremos, en el mejor de los casos, convertirlo en un autómata que se ha acostumbrado a realizar ciertos actos mecánicamente, pero sin saber por qué los hace ni el sentido que tiene hacerlos.
En el momento actual, desgraciadamente, lo más habitual es que los comportamientos sociales se copien sin más. Muchas personas que no han alcanzado la madurez, aunque tengan muchos años, hacen lo que ven, lo que practican los de su grupo más cercano, lo que parece dictar la moda. Son adolescentes de diversas edades.
El problema está en que no se puede vivir en una sociedad humana si sus miembros no son conscientes de lo que hacen, de las consecuencias que eso tiene para sí mismos y para los demás, de lo que podría ocurrir si todos hicieran eso que están haciendo, del poco respeto que ponen en práctica.
Lo que hace que una persona esté formada y actúe como un ser humano es la costumbre de pensar en todos estos factores antes de actuar, pero, lamentablemente, en nuestra sociedad eso no lo veo. El único criterio que observo en lo que se les dice a los niños y en lo que hacen muchos de quienes ya no son niños es el del apetito. Cada vez hay más costumbre de hacer solamente lo que a uno le apetece, no lo bueno, lo conveniente o lo necesario, sino lo que apetece. Si molesta o no, si respeta o no, si destruye o no, si se hace daño o no, es algo que preocupa poco. Ni siquiera el ridículo parece frenar a estos adolescentes deseosos de dar rienda suelta a sus apetitos, muchos de los cuales llegarán a la vejez sin haber pasado por la madurez.
lunes, 17 de agosto de 2020
Dicho en el pasado. Revisiones
Revisamos el funcionamiento de la caldera, el del coche, para que pase la ITV, nos hacemos analíticas y chequeos, llevamos a vacunar al perro, revisamos los recibos del banco y lo que nos cobran en cualquier sitio, pero las ideas de nuestra mente no las revisamos nunca.
Los lunes, músicas nuevas. Amaral
El dúo zaragozano AMARAL nos hizo llorar allá por 2005 con sus "Días de verano". Esta música no podemos olvidarla, aunque ya no nos acordemos de por qué llorábamos.
domingo, 16 de agosto de 2020
Dicho en el pasado. El presente
La nostalgia y el miedo tienen en común que asaltan nuestra mente con ánimo de quedarse aunque uno no quiera. La nostalgia nos acerca el pasado al presente. El miedo nos adelanta el futuro al momento actual. Ninguno de los dos nos trae nada positivo, sobre todo el miedo. Vale más ocuparse en el presente con algo que nos haga más vivos.
sábado, 15 de agosto de 2020
Dicho en el pasado. Si la quieres...
Si quieres a alguna persona, déjala ser. No le impongas tus criterios, ni tu estilo de vida, ni tus preferencias, ni tus gustos. No la gobiernes, como si fuera una cosa. No le prohíbas lo que no entre dentro de tus esquemas. Esa persona a la que dices querer, sobre todo si es tu pareja, no eres tú. Nació libre y debe vivir libre. Tiene derecho a ser como quiera ser. Si la quieres, lo que tienes que hacer es ayudarla a ser como ella quiera ser. No vivas tú por ella. Buenas noches.
viernes, 14 de agosto de 2020
Palabras
Cuando los besos no deben salir de los labios, cuando los abrazos deben acabar sin haber comenzado, cuando el tacto no es lo más recomendable, nos queda la palabra.
Usemos la palabra para expresar nuestras emociones. Nos enriquecerá y enriquecerá nuestras relaciones. Un abrazo explicado tiene, al menos, tanta fuerza como uno dado.
Pero afinemos el uso de las palabras. No se besa de cualquier manera, no se abraza de cualquier manera ni se habla de cualquier manera. Tengamos claro lo que queremos decir antes de decirlo. No se trata de decir florituras, sino de ser un poco precisos y honestos. Si la necesitas, no le digas “Te quiero”, sino que la necesitas; si lo deseas, no le digas “Te quiero”, sino que lo deseas. Si quieres agrandar lo que te une a las otras personas, infórmate, piensa, pregunta, forma tu mente. La felicidad llega por ahí, no por las apariencias vacías, ni por la repetición de lo que hacen todos ni por saltarse estúpidamente las normas. Aprendamos a llenar de sentimiento las palabras. Y, también, de contenido.
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