Creo
que, por desgracia, cada vez es más frecuente que todos sintonicemos
fácilmente con las necesidades y las conveniencias de unos pocos.
Intentemos hoy abrir nuestras mentes sintonizando con las
necesidades de la mayoría. Y procura no huir de lo que encuentres.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
jueves, 6 de diciembre de 2012
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Lo que se ve. Amnistía fiscal
No entiendo bien la mecánica de la
llamada amnistía fiscal. Esta maniobra impresentable que ha puesto
en circulación este macabro Gobierno no tiene justificación
posible, desde el punto de vista ético, pero ya se sabe que a estos
pájaros eso les da igual: de ética no quieren saber nada ni quieren
que los demás sepamos nada tampoco.
Pero, en la práctica, no
entiendo cómo son capaces de cuantificar el dinero que debían haber
pagado los defraudadores. No acierto a ver cómo se puede saber esa
cifra sin conocer quiénes son los defraudadores.
Y si esto es así,
tampoco sé cómo es posible que no se lleve a cabo una acción de la
Agencia Tributaria contra ellos, lo cual evitaría mucho sufrimiento
entre los ciudadanos con menos dinero, que sí cumplen sus deberes
fiscales y que lo están pasando mal por culpa, entre otras cosas, de
los impagos de estos ricachones. Sería, por otra parte, un gran
ejemplo para la población, que vería que los inspectores de
Hacienda están ahí y que se vigila el cumplimiento de las leyes por
todos los ciudadanos, no sólo por los más débiles.
Me gustaría
que el Gobierno nos explicara (ya está aquí el deseo tonto del día)
cómo es posible llevar a cabo esta maniobra.
Buenos días. Frescura
Que el pescado esté fresco. Y la
carne. Los huevos, frescos, por supuesto, y las verduras y la fruta.
La frescura es lo que se le pide a todo lo que tiene que ser bueno y
que debe darnos lo mejor que lleve dentro. Lo que no está fresco
generalmente está ya inservible, defectuoso y cercano a su retirada
de la circulación.
Todo esto vale, al parecer, mientras no
nos refiramos a los hombres ni, mucho menos, a las mujeres. Un fresco
o una fresca son individuos deleznables, cercanos al mal y
rechazables desde todo punto de vista. Peor, como casi siempre, en el
caso de la mujer que en el del hombre. Y, sin embargo, la mayor
muestra de vida, de alegría y de esperanza la dan las personas que
desprenden frescura en lo que hacen, en lo que dicen y en lo que
piensan. Rechazar la frescura en las personas es situarse en la cima
de la sequedad vital, a dos pasos de la muerte anunciada, en las
cercanías de la inutilidad, en el ámbito de la rutina, en las
puertas de la nada.
Una vida que merezca la pena es siempre
un intento por conquistar cada día más frescura.
martes, 4 de diciembre de 2012
Lo que se ve. Ante la novedad
Si te fijas bien, las mentes viejas,
sea cual sea la edad que tengan, se alegran sólo cuando reconocen lo
que ya saben. Tienen la puerta cerrada a la evolución y se refugian
en las cuatro cosas que conocen y que consideran únicas y
absolutamente verdaderas. En cambio, una mente joven, sea cual sea la
edad que tenga, cuando se alegra es cuando conoce algo nuevo, algo
que no sabía. Eso le hace, avanzar, crecer, ser más. A aquéllos la
vida ya no tiene nada que decirles. Para éstos, la vida es un
continuo descubrimiento.
Buenos días. Sacrificio
El amor siempre exige algo de
sacrificio, pero es que todo lo humano lleva implícito un cierto
sacrificio.
lunes, 3 de diciembre de 2012
Lo que se ve. Velocidad
El mundo actual, tan tecnológico, está
dominado por la velocidad. Nos trasladamos en los medios de
transporte a gran velocidad. Todo lo que aparece en la televisión
transcurre a gran velocidad. Manejamos ordenadores y máquinas que
funcionan a gran velocidad. Comemos a gran velocidad. Hablamos a gran
velocidad. Juzgamos a gran velocidad. Todo cambia a gran velocidad.
Vivimos a gran velocidad.
Había filósofos en la Grecia antigua
que defendían la idea de que el hombre era la medida de todas las
cosas, que el mundo debía estar hecho a la medida del hombre. Pero
el hombre no está hecho para soportar todas esas velocidades. Por
ejemplo, no se puede pensar a tanta velocidad, ni se puede leer, ni
escribir, ni pintar, ni saborear ni mirar a tanta velocidad.
Me preocupan los más jóvenes. Se han
acostumbrado a concentrarse sólo ante lo que discurre a gran
velocidad y cuando se ponen delante de un libro, que lamentablemente
para ellos no se mueve, o ante un cuadro, o ante una película de una
cierta lentitud, entonces se aburren, porque parece que aquello ya no
es de su mundo. No sé qué va a ser de ellos. Crearán seguramente
un mundo distinto, pero no sé si será a medida humana o no.
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