Leí esta frase de Chavela Vargas la
otra noche y me quedé pensando.
"Lo supe siempre. No hay nadie que aguante la libertad ajena; a nadie le gusta vivir con una persona libre. Si eres libre, ése es el precio que tienes que pagar: la soledad.”
Es que yo creo que no es lo mismo ser
libre que ser independiente. Ser libre es estar abierto a todo lo que
ocurre y, contando con ello, decidir lo que uno cree mejor,
aquello que uno cree más conveniente hacer. Ser independiente es
actuar siguiendo sus propios criterios, sin escuchar los de los
demás, sin tenerlos nunca en cuenta. Quien quiere ser independiente
hace siempre lo que le da la gana, pase lo que pase y digan lo que
digan. Quien quiere ser independiente rompe los lazos con los otros y
se queda en soledad.
Yo no quisiera ni vivir ni, mucho
menos, convivir con una persona independiente. Nunca podría contar
con ella porque siempre estaría a lo suyo y rara vez a lo de los
dos. En cambio, me gusta vivir y convivir con personas libres. Si
alguien decide quererme y formar parte de mi vida o de mi convivencia
diaria, prefiero que lo haga libremente, decidiéndolo sin que nada
ni nadie le coaccione. No sabría vivir con una persona que, de
alguna forma, se sintiera obligada a quererme. Me resultaría absurdo
e invivible.
Creo que la soledad viene de la
independencia, pero no tiene por qué venir de la libertad. ¿No lo
crees tú así? Buenas noches.
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