miércoles, 19 de marzo de 2014

Lo que veo cuando miro. La mujer, como una cosa



Creo que estamos en una época de cosificación. Conceptos tales como 'persona' o 'ser humano' están a la baja. Lo que importan son las cosas. Cada vez más a los trabajadores no se les trata como a seres humanos, sino como a cosas que sirven o no sirven, que se compran o se venden o se les maltrata o se prescinde de ellos, como si fueran electrodomésticos raros.

En este afán cosificador, la mujer soporta una realidad muy mala. La cultura machista imperante en todas partes ha considerado desde siempre a las mujeres como fuentes de placer, como cosas obedientes y a su servicio. Esta actitud, inhumana y degradante, se nota mucho en la publicidad. Las mujeres aquí no son personas ni de lejos. Son cuerpos. No es que sean seres humanos que tienen cuerpos, sino que son simplemente cuerpos. Y la sociedad machista las considera valiosas según sea el valor que atribuyen a sus cuerpos. El machista no entiendo de dignidad de la persona, de respeto, de libertad ni de otra cosa que no sea su deseo de poder sobre las mujeres y el papel de éstas como suministradoras de placer.

Este papel de la mujer se ve muy claramente en un anuncio que me sorprendió ayer por la calle. Como se observa, es de un taller de coches, en el que aparecen dos señoras junto con las tareas que se ofrecen en ese lugar. El objetivo parece ser que es el de ofrecer una imagen agradable y atractiva del taller, pero no usando para ello nada que tenga que ver con los automóviles, sino haciendo intervenir la imagen de dos señoras que intentan asociar en la mente del conductor machista la idea del taller con algo atractivo para él. Podían haber puesto la foto de una suculenta tarta, de un gol magnífico o de un precioso animalito exótico, pero han optado por dos señoras muy atractivas que lo único que muestran es una parte llamativa de su anatomía con la que realizan tal función.

La mujer se ha rebajado aquí a la condición de cosa sexualmente atractiva. Lo que el conductor machista ve son tetas, no una señora que tiene tetas. A fuerza de repetirse esta maniobra en la propaganda actual, me parece que se está perdiendo la idea de que no se puede reducir la dignidad de una persona al valor de su cuerpo. Cuando estas señoras tengan cuarenta años más y sus tetas no estén en el estado actual, ¿ya no 'valdrán'? Una cosa es tener un cuerpo bello y otra bien distinta es que el machista valore a la mujer sólo por su cuerpo, que sólo vea en ella un cuerpo.


O vamos tomando conciencia clara de que todos -hombres y mujeres- somos fundamentalmente personas, con los mismos derechos y en igualdad de condiciones y de oportunidades, que no podemos ser tratados como cosas, o las mujeres van a seguir siendo discriminadas, maltratadas y degradas por hombres machistas irrespetuosos y salvajes. Buenas tardes.

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