sábado, 8 de marzo de 2014

Buenas noches. Los vivos muertos




No lo educaron para la libertad, sino para obedecer y para que todos cumplieran órdenes, especialmente, las suyas.

Su criterio para vivir fue siempre el miedo: a los padres, sobre todo, al padre, al maestro, al cura, al castigo, a las autoridades, a los jefes, a dios, al futuro, a la muerte, a la vida.

Nunca admitió otra manera de vivir. Nunca entendió lo diferente ni quiso hacerlo. Nunca cambió. Nunca salió de sí. Se convirtió en una máquina automática de repetir consignas, comportamientos, prohibiciones y manías. Nunca ha sido él. La vida con él siempre es molesta, frustrante, decadente, desilusionante. Se come él solo el oxigeno del mundo. Es el prototipo de los vivos muertos.

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