Los amigos pasan mucho tiempo a
nuestro lado, pero se suelen quedar en un cierto segundo plano. Quieren
estar, pero no quieren molestar. Están pendientes de nosotros, pero
no siempre creen que lo apropiado sea intervenir. Hablan, pero
callan, porque respetan nuestra libertad, pero lo hacen con
elegancia. Cuando nos da por pasear por el alambre, los amigos se
arriesgan a ir debajo de nosotros con los brazos extendidos y
preparados para amortiguar nuestra caída, aunque se hagan daño al
recogernos. Los amigos nos cuidan, pero si la palabra exquisito tiene
un significado preciso, es para calificar el cuidado con el que los
amigos nos tratan. Los amigos nos quieren. La mayor parte de las
veces nos quieren más que lo que nos lo dicen. Los amigos viven su
vida, claro, pero intentan también vivir la nuestra, por si los necesitamos. Muchas veces los amigos se
desviven por vivir con nosotros. Los amigos nos consuelan en los
malos momentos, pero, sobre todo, se alegran con nuestros éxitos. Las alegrías compartidas son el oxígeno que mantiene a nuestros amigos. Los amigos dan más que piden. Los amigos están en nuestra soledad,
aunque muchas veces no los veamos. Los amigos también necesitan de
nosotros. La vida no tiene sentido sin nuestros amigos. Buenas
noches.
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