Uno de los elementos que más define la ideología tanto de la ultraderecha como de la derecha ultra que la encarama al poder es la negación de la violencia de género. Dicen que la violencia de género no existe.
Es un concepto, el de la violencia de género, muy claro, pero que se sale del estilo propagandístico de las derechas: máxima simplicidad en las palabras, da igual que sean verdaderas o falsas.
Se entiende por violencia de género cualquier violencia, sea física, psíquica, económica o de cualquier otro tipo, que ejercen los hombres contra las mujeres, en virtud de que se creen superiores a ellas y de que pueden, por tanto, exigirles obediencia y disponer de su voluntad, de su tiempo, de sus cuerpos y hasta de sus vidas.
La violencia de género sobrepasa el ámbito familiar o sentimental, a pesar de que en alguna ley española, que fue consensuada en su día con la derecha para lograr su apoyo, se circunscribiera a quienes tuvieran o hubieran tenido relaciones sentimentales.
Un hombre que ejerza algún tipo de violencia sobre una de sus empleadas, por ser mujer, está practicando violencia de género, lo mismo que el hombre que se cree con derecho a incomodar o insultar a una mujer que pasa por la calle. En estos casos no hay ni familia ni relación sentimental, pero sí hay violencia de género, porque estos hombres se consideran superiores y con derecho a discriminar o maltratar a las mujeres.
Parece que la idea que quieren transmitir las derechas es la de que sí existe violencia, pero que no es de género, que hay violencia de hombres contra mujeres, pero también de mujeres contra hombres. No hay por qué diferenciarlas. Esta es la trampa, porque la violencia de género se refiere a la que ejercen los hombres sobre las mujeres porque se creen superiores y con poder para violentarlas. Ninguna mujer violenta a un hombre porque se crea superior a él. Lo que no quieren admitir es que hay un machismo y una mentalidad discriminatoria, de la que participan ellos, que les permite tratar a las mujeres violentamente. A eso no quieren renunciar: necesitan el privilegio de seguir siendo machistas, porque no saben vivir sin privilegios ni sin sentirse superiores a las mujeres. Y la manera que encuentran para tapar esta realidad es quitarle los importantes matices, diluir la verdadera realidad y englobarlo todo, diciendo que todo es violencia. Claro, pero no es lo mismo una violencia que otra.
Si yo fuera mujer tendría mucho cuidado en no caer en esta trampa, porque me podría ir en ello mi bienestar e, incluso mi vida. Cuanto más lejos esté un machista y menos poder tenga, mejor.
Cualquier persona que esté interesada en la normativa sobre violencia de género puede consultar esta página del Ministerio de Presidencia https://violenciagenero.igualdad.gob.es/marcoNormativo/home.htm y especialmente el Código de Violencia de género y Doméstica https://violenciagenero.igualdad.gob.es/marcoNormativo/home.htm .