El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
lunes, 26 de diciembre de 2022
Los lunes, músicas nuevas. The King's Singers
domingo, 25 de diciembre de 2022
sábado, 24 de diciembre de 2022
viernes, 23 de diciembre de 2022
¿Felices fiestas?
Tal como está el mundo, el cercano y el lejano, ignoro cómo se podrán vivir estas fiestas desde un punto de vista religioso. No tengo sensibilidad para adoptar esa perspectiva.
Pero tampoco entiendo muy bien cómo se pueden vivir desde una postura no religiosa. Ni el nacimiento del niño Jesús, ni la adoración de los reyes, ni las luces ni el arbolito me dicen a mí nada. Ni el buey. A la mula sí le encuentro algún parangón, pero nada más. Celebrar fiestas con los fascistas circulando por el patio como por su casa, con guerras crueles en el patio de al lado, con sequías y hambres, con médicos maltratados aquí y allá y con todo lo demás me parece que implica un mirar mucho para otro lado. Y tengo mal el cuello para girarlo tanto.
Nos estamos convirtiendo en tradicionalistas sin darnos cuenta. Seguimos las tradiciones y, sin saber por qué, les hacemos caso, sobre todo a algunas de ellas. Y me parece que racionalizar un poco nuestras vidas y pensar en por qué hacemos lo que hacemos no nos vendría mal.
La tradición dice que hay que felicitar estas fiestas. Yo le deseo a todo el mundo que sea feliz no solo en estas fiestas, sino todos los días del año, pero ya alguna vez he puesto aquí que es absurdo buscar la felicidad de una manera directa. Para ser feliz hay que ser un buen ser humano y la felicidad vendrá por añadidura, sin buscarla, aunque tengo la impresión de que lamentablemente eso no le convence a mucha gente. Allá cada cual.
El caso es que esto es lo que hay. Lo único que te digo es que hagas en estas fiestas lo que creas que debas hacer. Y que te salga bien.
jueves, 22 de diciembre de 2022
Los jueves, músicas nuevas. Alicia Keys
miércoles, 21 de diciembre de 2022
Personas de dos tipos
Miras lo que hay y ves a personas de dos tipos.
Uno, el de los ciudadanos, políticos y jueces que van a lo suyo, que solo se fijan en lo suyo y que no tienen la menor preocupación por lo de los demás. Para ellos vale todo con tal de conseguir sus objetivos. Por tanto, pueden incumplir las leyes, usar la mentira y los bulos sin el menor inconveniente, confundir a los adversarios con enemigos, dirigir contra ellos las más bajas emociones y poner en práctica todas las técnicas de propaganda necesarias, particularmente las de Goebbels.
Otro, el de los ciudadanos, políticos y jueces que pretenden conseguir el bien de todos, especialmente el de las personas menos favorecidas. Para ellos no vale todo, las leyes se deben cumplir y la verdad debe ir siempre por delante. Creen que las relaciones deben ser limpias y nobles. Saben perder, y cuando ganan, no usan el triunfo en beneficio propio, sino para incrementar el bien de la sociedad.
La gran ventaja de los primeros es que la mentira es un arma muy potente para crear mundos interesados, aunque falsos, que pueden arrastrar a los menos avisados y conseguir metas por caminos por los que los segundos no transitarían jamás.
martes, 20 de diciembre de 2022
La justicia y la ética
Podríamos pensar que es la clase pobre, esa que no tiene acceso fácil a la cultura y que tiene que hacer milagros con su economía para intentar vivir como sea, la que ha abandonado la ética. Pero no es así. Sería más acertado pensar que es la derecha, la que solo contempla su propio poder económico e ignora la situación de todos, la que o no sabe nada de ética o no quiere saber nada de ética.
Ayer el Tribunal Constitucional tenía que votar si apartaba de un caso a dos magistrados con mandato caducado y con intereses en la causa. Lo ético hubiese sido que los magistrados hubiesen abandonado la sala y no hubiesen decidido sobre su propio futuro, porque nunca se puede ser juez y parte en ningún caso. Pero no. La ética ha muerto en la derecha. Los dos señores magistrados, no dos indocumentados, sino dos señores magistrados, siguieron en sus poltronas y votaron con total parcialidad y bruta naturalidad sobre sus propios futuros. Dos magistrados del Tribunal Constitucional se olvidaron de la imparcialidad y del intento de objetividad y votaron según sus propios intereses. Y a continuación aprobaron también la intromisión del poder judicial en el legislativo. Están destrozando no solo la imagen que tienen los ciudadanos de la justicia, sino la propia justicia. Y están destrozando la democracia, que confunden con un circo en el que vale todo y en el que lo que hay que perseguir son exclusivamente los propios intereses de los poderosos, no los de todos los ciudadanos.
Los ciudadanos votan a los parlamentarios para que construyan las leyes por las que debe regirse la sociedad. Los jueces deben resolver los conflictos que surjan al aplicar las leyes, pero nunca deben impedir que se hagan leyes en el Parlamento. Hacerlo es una atrocidad propia de regímenes no democráticos. Una vergüenza tener que vivir una situación así. Una vergüenza más de corte totalitario y ultra que arruina la democracia.
Una cosa es la justicia y otra es la ética, pero hay ocasiones en las que ambas cruzan sus caminos, y entonces es cuando hay que entender que la ética está por encima de la justicia. Pero para eso hay que tener un grado de humanidad y de grandeza que esta derecha embrutecida que padecemos no tiene.
¡Qué desvergüenza y qué vergüenza!